En 2008, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), creó una metodología para medición de la pobreza. De manera general, establecieron dos parámetros para dicha medida: ingresos que reciben las familias y carencias, esta última se encuentra construida a partir de servicios o bienes públicos que se consideran derechos sociales, como lo son la educación, salud, seguridad social, calidad y servicios de vivienda, y la alimentación.
El Dr. Gerardo Ordóñez, director del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), explica que para que una persona sea catalogada en situación de pobreza, ésta debe de carecer de alguno de los derechos sociales, anteriormente mencionados, y no contar con los ingresos suficientes para cubrir sus necesidades alimentarias y no alimentarias.
La categoría de pobreza extrema se alcanza cuando hay falta de tres derechos sociales y no se alcanza el ingreso para cubrir las necesidades de alimentación. En este aspecto, el Dr. Ordóñez manifiesta que debería ser suficiente que una persona no alcance a cubrir su alimentación para ser catalogada en situación de pobreza extrema y emprender las acciones necesarias, por parte del gobierno, para atender y brindar soluciones para alcanzar una vida digna y de bienestar.
Aunado a ello, el especialista señala que si bien existen iniciativas y políticas públicas, éstas necesitan de una revisión. Ejemplifica con el caso de los apoyos a adultos mayores, el cual se otorga de manera universal, lo cual hace que llegue a adultos que ya reciben otro tipo de pensiones u apoyos o, algunos casos, a adultos mayores que por sus características sociodemográficas, no requieren de dicho ingreso por parte del Estado.
El Colef Press completo se encuentra disponible a través de: https://youtu.be/NMk4QSDP6y0