La pandemia de Sars-CoV-2 trajo consigo muchos cambios a las dinámicas que uno daba por fijadas. Desde la forma en que nos relacionamos afectivamente con otras personas, nuestros hábitos de higiene, convivencia y hasta la forma de trabajo. Quienes tuvieron la posibilidad de adaptar su hogar como espacio laboral, tuvieron que encontrar límites que permitieran separar la vida. Para los que no, el trabajo se volvió una actividad de riesgo en donde los cuidados debían acrecentarse y los riesgos aumentaron. Esto también alcanzó a investigadores e investigadoras sociales.
Ejemplo de lo anterior lo podemos constatar en el artículo “Between the Virus and La Maña. A Project on Migration during the Pandemic in a Violent Border City” escrito por el Dr. Óscar Misael Hernández, investigador de la Unidad Matamoros de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), y publicado en el Journal of South Texas.
“Entre el Virus y La Maña. Un proyecto sobre la migración durante la pandemia en una ciudad fronteriza violenta” (título traducido al español), es un artículo en donde el Dr. Hernández comparte algunas experiencias, propias y de dos colegas investigadoras, sobre los riesgos que vivieron en trabajo de campo y los retos de entrevistar a migrantes en Matamoros: una ciudad en la frontera de Tamaulipas, colindante con Texas, donde el crimen organizado (La Maña) controla la migración indocumentada, entre otras actividades ilícitas. Además, en el artículo se reflexiona sobre la ética del trabajo de campo durante la pandemia y en el contexto de la violencia fronteriza.
El trabajo se encuentra compuesto por un apartado introductorio, los apartados que llevan por nombre “El paisaje de Matamoros”, “En el Campamento del Bordo”, “En la Casa del Migrante” y las conclusiones.
El proyecto de investigación que se realizó, del cual se desprenden estas experiencias, se titula “Mexico as Immigration Enforcer: Unintended Consequences to Migrant Family Life and New Diasporas in Mexico”, el cual tenía como objetivo conocer las estrategias de supervivencia de las familias migrantes extranjeras que solicitan asilo en Estados Unidos. Este tipo de proyectos de investigación traen consigo una fuerte interacción con las personas migrantes, sin embargo, en un contexto de pandemia, donde la salud corre peligro, y una presencia de grupos de crimen organizado, realizar este trabajo se vuelve riesgoso.
En “En el Campamento del Bordo”, el investigador nos cuenta cómo fue el proceso para realizar las entrevistas, desde las ideas que se concibieron, los retos y las soluciones temporales que se encontraron. De manera general (más detallada en el artículo), nos cuenta que una opción para realizar las entrevistas fue la colocación de un kiosco electrónico, habilitado con tablets y computadoras. La idea gustó, pero el dinero no llegó. La entrada al campamento estaba controlada por elementos militares y solo las asociaciones acreditadas tenían acceso. Además, el autor nos relata que el miedo y la incertidumbre por parte de la población migrante eran comunes; también el temor de contagio y la desconfianza de no saber si las entrevistadoras eran de fiar o un miembro del crimen organizado, dado el control de estos grupos sobre el tráfico de migrantes.
El artículo, en sus párrafos finales, presenta una cita de la antropóloga Scheper-Hughes: “Si la antropología quiere ser útil, debe situarse éticamente. Creo que esto significa que no sólo debemos pensar en nosotros mismos, sino también en los demás. El vínculo con los demás y el conocimiento producido en contextos de vulnerabilidad están atravesados por una dimensión ética”. El Dr. Hernández relata que es importante, durante la investigación, no poner en riesgo a las personas. En lo referente a la pandemia, mencionó que se tomaron todos los cuidados recomendados por el sector salud. En cuanto al tema del crimen organizado, a no presionar a hablar más allá de lo que la persona quiere. Si las personas, en este caso migrantes, ya se encuentran en una situación de vulnerabilidad, no hay razón de exponenciar esta condición.
Sin embargo, sus reflexiones alcanzan al investigador social. Señala que las ciencias sociales ofrecen metodologías y técnicas para hacer investigación social, pero no apéndices sobre cómo usarlas en tiempos de pandemia o contextos de violencia. Por lo cual, considera necesario e importante, que se compartan las experiencias durante los trabajos de campo. De esta manera, es posible conocer y comprender las dificultades que trae consigo la investigación científica social. A partir de esto se pueden construir mejores estrategias metodológicas para hacer frente a los riesgos, particularmente a los que existen en contextos complejos como la frontera de México con Estados Unidos.
El artículo se encuentra disponible para consulta y descarga a través de: https://www.researchgate.net/publication/372282028_Between_the_Virus_and_La_Mana_A_Project_on_Migration_during_the_Pandemic_in_a_Violent_Border_City