A finales de enero del 2024, en la comunidad de Ayahualtempa, en Guerrero, 20 menores de edad fueron sumados al grupo de autodefensas que desde hace casi tres décadas protege a esta y otras comunidades del suroeste del país, ante los embates del crimen organizado. En un video difundido por medios y redes sociales se observa a 15 niños y 5 niñas, de entre 12 y 17 años de edad, armados y en adiestramiento para ser parte de la policía comunitaria.
Este hecho levantó críticas por parte de organizaciones civiles y la propia Fiscalía General del Estado de Guerrero declaró que se abriría una carpeta de investigación para sancionar a los responsables de este acto. Para el Dr. Óscar Misael Hernández-Hernández, investigador de El Colegio de la Frontera Norte en la Unidad Matamoros, la diada niñez y violencia armada no es nueva en México, sólo se ha hecho más visible. Recordó la fotografía del niño José Sánchez del Rio sujetando un arma con la mano derecha, una cobija con la izquierda y una carrillera en su pecho; tomada por Agustín Casasola, durante la Guerra Cristera.
Así mismo, agregó que por parte de las Ciencias Sociales, el tema puede abordarse desde distintas perspectivas: la incursión de la niñez en el grupo de autodefensas no es nueva y forma parte de una estrategia de protección comunitaria ante grupos delictivos que los han asolado, pero, sobre todo, ante la desprotección del Estado mexicano en materia de seguridad. La incursión de la niñez también se da en grupos delictivos, como parte de un proceso de precarización, de carencia de tierras de labor, de crisis económicas y de reclutamientos voluntarios o forzados. Y la niñez está en una situación de vulnerabilidad extrema, no sólo porque se trata de menores de edad o de adiestramiento con armas, sino también porque se trata de niñez indígena, con diferencias de género y en condiciones de desigualdad social reproducidas desde hace décadas en la región.
El Colef Press completo está disponible a través de: https://youtu.be/hExSt7PLyTI