El amor sea, quizá, de los más grandes misterios. Averiguar sus causas últimas, así como el alcance de sus consecuencias en la sociedad y en el individuo, ha sido una de las mayores empresas de la filosofía, la psicología, la literatura e incluso de las neurociencias y la biología. Y aunque no se haya alcanzado, ni mucho menos, un consenso general sobre qué es el amor, sí se ha investigado el cómo ocurre y, sobre todo, el cómo deja de ocurrir. Esto es, que los vínculos pueden entenderse en su vertiente social, económica, jurídica y cultural, ya que, a pesar de ser un sentimiento, es también un acto, visible e investigable.
En ese sentido, el matrimonio funge como uno de los pilares clave con los que el estado, la religión y el capital han pretendido administrar y dirigir a las poblaciones. La posibilidad de anular los vínculos, frente a la iglesia y frente al gobierno, son más bien recientes, ya que se ha alegado que la familia constituye “el núcleo de la sociedad”, y bajo esa mentalidad se deduce, entonces, que si el matrimonio falla, lo hará la familia, y por ende todo el cuerpo social.
En ese sentido, el artículo Diferencias regionales de la disolución conyugal por divorcio y separación en la frontera norte de México, escrito por la Dra. Norma Ojeda (San Diego State University) y el Dr. Raúl Gonzáles (El Colef) para el volumen 36 de la revista FRONTERA NORTE, apunta hacia la investigación de la incidencia de separación conyugal en los índices de inestabilidad familiar presentes en la región fronteriza del norte de México, para averiguar si existen patrones de conducta y predictibilidad claramente observables en el comportamiento de sus poblaciones, así como los factores externos causantes de los mismos.
El artículo de investigación parte de un estudio sociodemográfico basado en la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid) 2018, así como en datos de fuentes secundarias, como la ya clásica encuesta del INEGI y el CONAPO (Consejo Nacional de Población). Cabe señalar, por su importancia a la hora de definir los objetivos y los puntos de interés del artículo, que este se enfoca en las mujeres que ya han tenido o que tienen actualmente una experiencia conyugal, sea a través del matrimonio civil, religioso, o del nebuloso y muy diverso concepto de la unión libre. Para ello, los autores aplicaron el método de la tabla de vida a los datos tanto principales como secundarios, mientras se contrastaban los datos presentes con los de investigaciones previas.
Los resultados, concluyentes, situaron a la región fronteriza del norte de México como una con un índice de disoluciones conyugales superior al del resto de México; sin embargo, aun dentro de esta tendencia, se encontró un patrón dual claro y contrastante entre el noreste y el noroeste de esta misma región, consistente en que, del lado del oeste, los índices de mujeres juntadas en unión libre son superiores a los del lado del este, en donde el máximo porcentual lo alcanza Tamaulipas. Esto, traducido a los términos manejados en el estudio, quiere decir que las mujeres en el noroeste del país tienen más probabilidades de disolver sus lazos conyugales.
En ese sentido se encontró, a su vez, que variables como el grado de escolaridad tienen una repercusión relevante en el índice de disoluciones conyugales, siendo que, a mayor nivel educativo alcanzado, mayor es el riesgo de una disolución. Este y otros datos presentados, considerado a su vez el hecho psicosocial de una juventud femenina más radical, en un tiempo de empoderamiento y crítica a lo establecido, trazan un panorama no favorable para la estabilidad familiar en México.
El artículo se encuentra disponible a través del siguiente enlace: https://www.researchgate.net/publication/379888328_Diferencias_regionales_de_la_disolucion_conyugal_por_divorcio_y_separacion_en_el_norte_de_Mexico