Durante las últimas semanas se han hecho virales noticias sobre lo que ocurre en Chiapas: violencia armada, pánico y desplazamientos de pueblos enteros. A pesar de que este estado mexicano se ha encontrado, históricamente, en situaciones de complejidad política y social (véase los levantamientos zapatistas), es necesario situar cada estallido violento en su respectivo escenario histórico, político y económico, a fin de comprenderlo lo mejor posible y, sobre todo, a fin de desarrollar acciones, en forma de políticas públicas, que intervengan activamente en favor de la paz y del consenso. Si a estas condiciones le sumamos la geografía política fronteriza de Chiapas, que colinda, a través de Guatemala, con Centroamérica, y en la cual convive una gran variedad de grupos étnicos y culturales, así como el intenso flujo migratorio propio de la región, el problema adquiere un carácter mucho más delicado.
En ese sentido, el Dr. José María Ramos, del Departamento de Estudios de Administración Pública, remarca la necesidad de una gestión diplomática por parte del gobierno mexicano, tanto hacia estas mismas comunidades que sufren directamente la violencia como hacia Guatemala y Belice, a fin de explotar el potencial para desarrollar una cultura de paz en esta región en la que se entrecruzan importantes desafíos socioeconómicos, migración, diversidad cultural y presencia de grupos delincuenciales.
Puede consultarse la reflexión completa a través de: https://www.youtube.com/watch?v=j5rdoY-SyKM&t=22s