Uno de los problemas sociales más complejos de abordar y de intentar resolver es el de la pobreza, especialmente para los países de economías emergentes o en desarrollo. México no es la excepción. La complejidad radica en que el tema tiene diversas aristas, desde las políticas económicas hasta las políticas de género.
El campo mexicano desde hace décadas ha sufrido las consecuencias del descuido y de las políticas públicas ineficientes para promover un desarrollo integral de la agricultura y quienes a esas actividades se dedican. El tema de la pobreza en las áreas rurales ha sido objeto de estudio y análisis por los especialistas, sin embargo, la pobreza urbana ha crecido de manera importante en los últimos 30 años en nuestro país.
Gerardo Ordóñez Barba, investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colef y coordinador del libro: La pobreza urbana en México, nuevos enfoques y retos emergentes para la acción pública (El Colef, 2012), nos explicó en entrevista que son muchos los programas que se han realizado en los últimos años para atacar el problema creciente de la pobreza, tanto urbana como rural, en el país. Sin embargo, consideró, no han sido 100% efectivos en su objetivo y alcance.
Hay tres grandes enfoques desde donde el gobierno ha intentado superar la pobreza, uno es el que se concentra en el desarrollo de capacidades, programas como Oportunidades, que proponen estrategias de intervención y buscan romper con el ciclo de la reproducción intergeneracional de la pobreza a través de apoyos enfocados a mejorar las capacidades de las personas. Se les otorgan becas y conllevan “corresponsabilidades” las cuales incluyen llevar a los menores al médico, a la escuela, entre otros. Este enfoque se diseñó bajo la premisa de que los hijos de las familias en pobreza superen esa condición y no se siga transmitiendo, lo cual, desde la perspectiva del Dr. Ordóñez es muy cuestionable.
Por otro lado, el segundo gran enfoque es el del tema productivo, que se concentra en desarrollar empresas, cooperativas, micro-negocios tales como el de los “changarros” con Vicente Fox. Pretende apoyar a las familias para abrir sus negocios y sustentar su economía. El tercero es el del mejoramiento del entorno urbano y acceso a los servicios de agua y salud, mejorar la infraestructura urbana, incidir en la participación social, etcétera. Este último es el que más se ha aplicado al combate de la pobreza urbana en particular.
La pregunta es: ¿Han generado resultados positivos estos programas?, según el autor, la respuesta es no, ya que en los últimos años, del 2006 al 2010 los indicadores de pobreza indican que hay 12 millones de personas en dichas condiciones. La relación entre crisis económicas y el aumento en los niveles de pobreza se encuentran intrínsecamente relacionados pues en la del 94-96 se elevó a 17 millones y en la de 2007-08 a 12 millones. Esto indica que los programas destinados a la disminución de la pobreza no generan condiciones adecuadas para que las familias superen su vulnerabilidad en situaciones económicas negativas.
Las crisis económicas, indica el investigador, golpean de manera frontal a las personas y familias en situación vulnerable pues si hay pérdida de empleos, por ejemplo, no cuentan con un seguro para sortear la situación y recaen en condiciones de pobreza. Si el ambiente económico es positivo, por el contrario, los programas funcionan pero de manera limitada o a corto plazo.
¿Cómo solucionarlo? ¿En qué estamos fallando? Ordóñez considera que más allá de la pobreza, el problema de raíz es la desigualdad, la cual es un freno, un “dique” a cualquier avance, programa, iniciativa o política pública encaminada a reducir o afrontar el tema de la pobreza. Si no hay un mejoramiento en la cuestión de la desigualdad y redistribución del ingreso es inútil pensar en soluciones efectivas y/o a largo plazo.
En México tenemos niveles de desigualdad similares a los de algunos países africanos, lo cual para una economía en desarrollo como la nuestra, es alarmante. La redistribución del ingreso es fundamental para disminuir la desigualdad, pues sin ello, la lucha contra la pobreza no tendrá los efectos que se requieren y mucho menos en situación de incertidumbre económica. Y si a estas condiciones le sumamos que la economía es inestable, las condiciones no se vislumbran positivas.
Sin embargo, aunque la problemática se conoce bien, no se hace mucho esfuerzo por solucionarla. El Dr. Ordóñez mencionó que una manera de abordarla es mediante el incremento a los niveles salariales, elevar la capacidad de compra, pues en los últimos 25 años se ha perdido el 70% del poder adquisitivo de los mexicanos. Añadió que para que esto suceda la voluntad política de todos los actores y agentes económicos es el factor principal, deben realizar un pacto nacional serio en donde se concienticen de que la situación como se encuentra ahora no va a ayudar a nadie, ni a los grupos de poder, ni a los ciudadanos comunes.
México, desafortunadamente, se encuentra entrampado en una serie de intereses de grupos económico-políticos que no han mostrado interés en dar el salto cualitativo para mejorar las condiciones del país de manera integral para establecer un proyecto de nación con oportunidades de integración y desarrollo de las capacidades de las personas.
La pobreza urbana en México, nuevos enfoques y retos emergentes para la acción pública (El Colef, 2012), se encuentra disponible a través del portal www.colef.mx/publicaciones
One of the most complex social problems to address and try to solve is that of poverty, especially for emerging economies and developing countries and Mexico is no exception. The complexity lies in that this issue has different angles, from economic to gender policies and so on.
The Mexican rural area for decades has suffered from neglect and inefficient public policies to promote comprehensive development of agriculture and the people engaged in such activities. The issue of poverty in rural areas has been the subject of study and analysis by specialists, however, urban poverty has grown significantly in the last 30 years in our country.
Gerardo Ordóñez Barba, researcher at the Department of Public Administration Studies and coordinator of the book: Urban poverty in Mexico, new approaches and emerging challenges for public action (The Colef, 2012), explained that there have been a lot of programs designed and implemented in recent years to tackle the growing problem of poverty in Mexico, both in the rural areas and the urban areas, however, he believes, they have not been effective at all.
He accounted three major approaches where the government has tried to overcome poverty, one focused on capacity building, programs like Oportunidades, which propose intervention strategies and seek to break the cycle of intergenerational transmission of poverty through of support focused on improving people’s capabilities. This approach was designed under the premise that the children of families in poverty can overcome this condition and stop perpetuating it, which, from the perspective of the researcher, is very questionable.
On the other hand, the second major approach is the production perspective, which focuses on developing small businesses, cooperatives, micro-businesses such as the «little shop» under Vicente Fox administration which aimed to support families to open their businesses and support their economy. The third is the improvement of the urban environment and access to water and health services, improve urban infrastructure, and seek an impact in social participation. The latter is the one that has been applied to combat urban poverty in particular.
The question is: Have these programs yielded positive results?, According to the author, the answer is no, because in recent years, from 2006 to 2010 poverty indicators show that there are 12 million people in these conditions. The relationship between economic crises and rising poverty levels are intrinsically related in the 94-96 since soared to 17 million in 2007-08 to 12 million. This suggests that programs aimed at poverty reduction not generate adequate conditions for families to overcome their vulnerability to adverse economic situations.
Economic crises, says the researcher, hit head-on people and therefore vulnerable families for loss of jobs, for example, do not have insurance to overcome the situation and fall in poverty. If the economic environment is positive, however, programs function but to a limited or short term.
How to fix it? What are we failing? Ordonez believes that beyond poverty, the root problem is inequality, which is a brake, a «dam» to any progress, program or policy initiative intended to reduce or address the issue of poverty. If there is no improvement in the issue of inequality and income redistribution is useless to think of effective solutions and / or long term.
In Mexico we have inequality levels similar to those of some African countries, which for a developing economy like ours, is alarming. Income redistribution is essential to reduce inequality, because without it, the fight against poverty will not have the effects that require much less economic uncertainty. And if we add to these conditions that the economy is unstable, conditions not foreseen positive.
However, although the problem is well known, not much effort is made to solve it. Dr. Ordonez mentioned that one way to address it is by increasing wage levels, raise the purchasing power, because in the last 25 years has lost 70% of purchasing power of Mexicans. He added that for this to happen the political will of all actors and economic agents is the main factor, should conduct a serious national covenant which must be made aware that the situation is now not going to help anyone, not groups of power, or ordinary citizens.
Mexico, unfortunately, is trapped in a series of economic interests and political groups that have shown interest in qualitative leap to improve conditions holistically country to establish a national project with opportunities for integration and development capabilities of people.
Urban poverty in Mexico, new approaches and emerging challenges for public action (The Colef, 2012), is available through the portal www.colef.mx / publications