Sobre las medidas de mitigación y adaptación en el sector agropecuario ante el Cambio Climático, entrevista con Dra. Gabriela Muñoz

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jueves 6 de noviembre de 2014

En una entrevista para El Correo Fronterizo, la Dra. Gabriela Muñoz, coordinadora de la Maestría en Administración Integral del Medio Ambiente, nos habló de su reciente trabajo “Reflexiones sobre las medidas de mitigación y adaptación al Cambio Climático en el sector agropecuario”. A continuación exponemos el procedimiento, panorama general, factores a considerar y las soluciones propuestas:

“Este trabajo sale del trabajo que hicimos para un programa estatal de acción ante el cambio climático, que tenía el objetivo de evaluar la vulnerabilidad presente y futura de varios sectores socioeconómicos y sistemas”.

Se estudió cómo se iba a incrementar la vulnerabilidad con el cambio climático, y se refirió a éste como “lo que estamos viendo, presencia de lluvias extremas y eventos como Odile, la presencia de un huracán”. “La pregunta es ¿de qué manera tendríamos nosotros que evitar las causas del cambio climático?”, pues éstas se relacionan profundamente con la emisión de gases de efecto invernadero, “gases que vienen primordialmente de la quema de combustibles fósiles”. Para proponer soluciones, expuso, se tienen que tratar las causas, es decir, mitigar; pero también tomar acciones, que son las medidas de adaptación.

Explicó que la relación entre agricultura y seguridad alimentaria está fallando por una serie de factores que complican esa relación, tales como políticas, falta de tecnificación, costumbres, prejuicios, volatilidad de precios, entre otros. La clasificación de estos factores que afectan la provisión de alimentos se divide en dos: “Una, es los factores ambientales, por ejemplo el uso del agua. La agricultura es el mayor usuario de agua en México: 80% del agua se va a la agricultura; y muchas veces se usa de manera muy ineficiente”. Otros factores ambientales son “el uso de suelo, degradación de suelo, salinización, sequías”.

Ante la pregunta de ¿Qué es lo que va a pasar bajo condiciones de cambio climático?, explicó que la relación del sector agropecuario con el cambio climático es que 1)es un gran emisor de gases de efecto invernadero y 2)que es vulnerable a variaciones climáticas.

Expuso que las actividades agropecuarios a nivel global en el periodo 2000 a 2010 alcanzaron de 5 a 5.8 gigatoneladas de CO2 equivalente por año. Además, de entre todas las emisiones (energía, transporte, procesos industriales), el sector agrícola representó el 12% de las emisiones mundiales. En México, por otro lado, la categoría de agricultura reportó el 12.3% del total de las emisiones, y esto la convierte en el segundo emisor más importante, seguido del sector energético.

También explicó cuál es el papel de los responsables. “El gobierno y la gente con criaderos deben incidir de alguna manera para controlar, pero generalmente se echa de lado a la demanda, es decir a todos nosotros los usuarios, que queremos comer fuera de temporada cosas, que consumimos mucha carne, que tiramos alimentos,… Es de dos partes, porque nosotros como usuarios somos el sector más numeroso.”

Para mitigar las emisiones, reiteró, se deben identificar las fuentes y tomar medidas; mientras que para la adaptación es un poco más difícil porque no hay un consenso de las metodologías a aplicar: “Generalmente uno mide la variabilidad y trata de cuantificar la vulnerabilidad. Hay modelos experimentales, de simulación, índices agroclimáticos, modelos estadísticos,… Generalmente lo que se hace es la observación de variables climáticas y no climáticas, la vulnerabilidad, planeación, implementación y monitoreo y evaluación de las acciones. Ahí es donde viene lo interesante porque ya uno mide y propone qué tan viable es, y cómo se va a aplicar realmente, dando las líneas generales para un proceso, que una recomendación se vuelva una acción y una acción, una política pública”.

Sobre la gestión, dijo, “deberíamos considerar cuáles cultivos son más adecuados para las condiciones en que vivimos, que tenemos. Esto no solo debería tener una regulación, sino una vigilancia”. Las gestiones por parte de la oferta se traducen a “la gestión de las tierras de pastoreo, la gestión del ganado desde el cambio de dieta hasta adoptar sistemas integrales, el uso de residuos agrícolas”, mientras que por parte de la demanda: “tenemos que considerar a los usuarios y minimizar la pérdida en el suministro alimentario”. Es una cadena de acción desde el cultivo, transporte y almacenamiento hasta nuestras dietas.

Las acciones de mitigación en México para el sector agropecuario se llaman NAMAS, a cargo de la Sagarpa, entre las que está la tecnificación de riego, la adaptación de cultivos a menores requerimientos hídricos, modernización de la agricultura tradicional con el programa MasAgro, reconversión productiva sustentable que fomenta cultivos perennes, cosecha en verde de la caña de azúcar, racionamiento de agroquímicos, fomento de pastoreo planificado. Y con estas recomendaciones del gobierno federal, se estima que se evite la emisión de 20 millones de toneladas de CO2.

Por otro lado, lo que se hace a nivel internacional en medidas de adaptación es alterar los periodos de cosecha y de cultivo, diversificar las actividades agropecuarias, “eficientar” el uso del agua, igualar el número de cabezas de ganado a la producción y la pastura, y ajustar la gestión del rebaño y el uso del agua, modificar la dieta y “eficientar” el uso de forraje.

En México, aclaró, hay cuatro categorías de adaptación. “Una es la innovación en el sistema agropecuario mediante tecnificación, otro son los mecanismos institucionales de fortalecimiento como incentivos, otra es modificación de las prácticas y, la última, herramientas financieras como aseguramientos climáticos”.

Los obstáculos para la mitigación y la adaptación, las cuales están siempre interrelacionadas, son: para la mitigación “la incertidumbre, pérdidas, capacidad de almacenamiento, reversibilidad, derechos de propiedad,…” mientras que para la adaptación es que las acciones se conviertan en una política pública que no sea bien implementada, que esté sectorizada en lugar de ser transversal.

Como conclusión, explicó que el sector agropecuario enfrenta retos pero también tiene oportunidades: “Es altamente probable que todos los factores que han incidido a la inseguridad alimentaria debido a la falta de presencia del sector agropecuario para responder, ahora se vuelvan más importantes bajo condiciones del cambio climático”.

Y el reto particular para México es ser transversal en sus políticas, y “coordinar el grandísimo problema en la toma de decisiones que es totalmente vertical, cuando debemos poder hacer una coordinación horizontal, que permita la participación de otros sectores y que una aplicación no sea ciega de todo lo que pasa alrededor”.

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