Control de armas en Estados Unidos

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jueves 22 de marzo de 2018

Barack Obama dijo en 2012: “tenemos que tener un sentido de urgencia porque cada día mueren personas a causa de las armas de fuego. En lugar de pensar cómo resolver el problema, el asunto se ha polarizado”, pronunció el ex-mandatario en un discurso posterior al trágico suceso de la Escuela Sandy Hook.

A poco más de 5 años de ese suceso, Estados Unidos ha padecido de eventos similares. Ante tales hechos el Presidente Donald Trump sugirió como una solución que los profesores deberían portar armas, para así evitar más tiroteos en las escuelas, después del lamentable acontecimiento en la secundaria Marjory Stoneman Douglas, en Florida.

Para esta edición de El Correo Fronterizo entrevistamos al Dr. Vicente Sánchez Munguía, Investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte, quien es experto en temas de seguridad y violencia, así como de políticas públicas, para que nos hablara sobre el Control de Armas en Estados Unidos.

 

El Correo Fronterizo (C.F.): Desde el trágico evento de Columbine se ha presentado el debate de restringir e incluso prohibir la portación de armas en Estados Unidos, esta discusión se ha intensificado a partir del suceso en Florida, pero este fenómeno parece no tener fin ¿Por qué esta situación despierta tanta polémica en la Unión Americana y moviliza masas de ambas facciones?

Dr. Vicente Sánchez Munguía: Si revisamos los eventos en que el uso de armas de fuego por civiles en Estados Unidos ha ocurrido en años recientes, casi siempre están involucradas armas de asalto propias de un ejército profesional, en muchas ocasiones han ocurrido en entornos escolares y de tipo universitario, donde resalta el perfil joven de víctimas y victimarios, además de que las víctimas lo son en un número considerable.

Cada ocasión, protesta con cierta fuerza el sector de la población que se opone a la liberalidad con la que se accede a la compra de armas de ese tipo en el país y que ha exigido desde hace tiempo una mayor regulación y mayores restricciones para que no vuelvan a ocurrir eventos en que muere tanta gente inocente, La polémica se da porque el sector más conservador de la población anglosajona se opone radicalmente a cualquier reforma legal que inhibe o regule el mercado de armas, ya que la tenencia de armas es parte de una cultura profunda de ese sector y lo lleva como un mantra, tanto como la segunda enmienda constitucional que lo autoriza. Se trata de un verdadero choque de posiciones encontradas.

 

C.F.: Estados Unidos sumó el año pasado 273 tiroteos masivos, y de acuerdo a diversas estadísticas, 40 personas mueren al día por armas de fuego y se estima que existen nueve pistolas o armas por cada diez habitantes ¿El problema son las armas o lo es el uso indebido de quienes las adquieren y el poco control que existe para adquirirlas?

Dr. Vicente Sánchez Munguía: El problema es el acceso irrestricto a la tenencia de armas, lo que permite que civiles puedan comprar y tenerlas consigo en número ilimitado y de todo tipo sin que haya ningún control de parte de las autoridades. Tener armas al alcance en situaciones de frustración o irritabilidad como sucede en sociedades tan complejas y diversas como ocurre en la posmodernidad o modernidad líquida (según Zigmunt Bauman), implica por lo general esa posibilidad, que se lleguen a usar contra cualquier persona o personas convertidos en enemigos imaginarios. En cierto sentido se puede señalar como una patología de la posmodernidad norteamericana.

 

C.F.: ¿Cómo es que la Asociación Nacional del Rifle posee tanta injerencia en la política pública de Estados Unidos?

Dr. Vicente Sánchez Munguía: Porque se trata de un complejo de la industria militar que se ha empoderado a partir de las relaciones políticas que ha tejido con el stablishment en Washington. La inversión de esa industria en las campañas de los senadores, representantes, gobernadores y presidentes de Estados Unidos es impresionante, al mismo tiempo que tiene una gran influencia en los sectores conservadores de la población blanca proclive a la tenencia de armas vista como el recurso que le permite ejercer su derecho a su propia defensa.

 

C.F.: Una de las medidas sugeridas por el Presidente Donald Trump para evitar más tiroteos en las escuelas es armar y darles entrenamiento a los profesores ¿Esto sería una solución o agravaría más el problema?

Dr. Vicente Sánchez Munguía: Se trata de una distorsión del papel de profesor en relación con sus alumnos y colegas en un espacio en el que se enseñan y transmiten pautas de convivencia pacífica y principios cívicos de relación con los otros. No es una solución porque tanto el ser profesor como el ser policía son especialidades distintas que la sociedad ha inventado para ejercer roles diferenciados en el control social por parte de las instituciones. Nadie puede asegurar que el profesor armado no pueda ser sorprendido por alguien que porta un arma y comience a dispararla en forma indiscriminada en cualquier momento. Supongo que los profesores no estarán obligados a tener armas consigo en su jornada dentro del espacio académico.

 

C.F.: El 5 de febrero de este año el NY Times publicó un artículo, https://www.nytimes.com/es/2018/02/05/cada-ano-213-000-armas-llegan-ilegalmente-a-mexico-desde-estados-unidos-segun-un-informe/, donde expresan que “entre 2011 y 2016, al menos 106.000 armas fabricadas en Estados Unidos estuvieron vinculadas con actividades delictivas en México. De esa cifra, 74.200 fueron compradas legalmente en territorio estadounidense” ¿El Gobierno de México puede exigir un mayor control o un apartado dentro de la agenda binacional para tratar esta problemática o es un tema que la administración de Estados Unidos no está dispuesta a abordar?

Dr. Vicente Sánchez Munguía: Las dos cosas, el gobierno mexicano debería exigir un mayor control del flujo de armas que hay desde Estados Unidos a México, por lo menos en reciprocidad al que exige el gobierno de Estados Unidos respecto al control del comercio ilícito de drogas desde México, sin embargo, siendo realistas, el gobierno de ese país no lo va a admitir, porque tendría que enfrentarse a la resistencia del sector de población que se ha mencionado antes, pero sobre todo, a la industria armamentista que controla el mercado de armas que, como se ha dicho, tiene fuertes vínculos con el poder político en  Estados Unidos.

 

 

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