Escrito por Elisa Ortega Velázquez, señala que el régimen de frontera tiene como fin la administración de personas migrantes y refugiadas a través de su filtrado, selección, ingreso, permanencia, redirección y, finalmente, desechamiento en caso de no ser funcionales para un Estado determinado. La deportación es un mecanismo fundamental en este régimen pues es donde el Estado-nación y sus principales elementos de exclusión de los “otros” (los extranjeros) entran en acción: ciudadanía/extranjería, pertenencia/deportabilidad y derechos/injusticia. De hecho, todas las personas no ciudadanas, con independencia de su estatus jurídico dentro del sistema migratorio del Estado donde se encuentren, son susceptibles de deportación. Sin embargo, no todas son deportadas ni están sujetas al mismo riesgo de deportación: éste aumenta en la medida en que dejan de ser o no son útiles para un Estado.
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