Escrito por Luicy Pedroza, este artículo muestra que en comparación con otros países en la región de Latinoamérica y sobretodo, en la región de Centroamérica, el apoyo a la democracia en Costa Rica es alto, a pesar de algunos altibajos en los últimos años. No obstante, respecto a los desafíos que la inmigración supone para los principios de inclusión y representación democráticas, Costa Rica se queda atrás con respecto a 11 países en Latinoamérica –y 35 en el mundo– en los que los inmigrantes residentes tienen el derecho a votar en elecciones locales. En Chile y Uruguay, los únicos países en Latinoamérica donde el apoyo a la democracia entre sus ciudadanos supera al observado en Costa Rica, el derecho a votar de los residentes inmigrantes alcanza las elecciones nacionales. Con tal trasfondo comparativo, este artículo aborda la siguiente pregunta ¿cómo explicar que esta democracia, ejemplar en muchos sentidos, ignore la tendencia democrática de dar derecho a votar a los migrantes residentes? El estudio revela una sociedad en la que la narrativa de excepcionalidad con respecto a otros países del continente y la primacía formal de la nacionalidad a la ciudadanía política, permiten tolerar una evidente desigualdad entre los derechos políticos de emigrantes e inmigrantes.
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