Geografías del trabajo sexual en las fronteras de América Latina

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jueves 14 de julio de 2022

Pocos temas despiertan más polémica que el trabajo sexual; en concreto, su abolición o regulación. Hay grupúsculos e instituciones ubicadas a ambos lados de la dualidad, que esgrimen toda clase de argumento a favor o en contra, de raigambre religiosa, ideológica, económica y política. No es para menos: el trabajo sexual es una de las actividades más antiguas de la humanidad, que ha tenido complejísimos y diversos procesos de semantización, desde la Roma Imperial hasta la ciudad de Tijuana, desde la Grecia Antigua hasta Los Estados Unidos del silo XX. 

Sea cual sea la perspectiva desde la que se aborde, el hecho es que se trata de un tema complejo, pues apela en su materialización a una subjetividad absoluta, cuyos límites están en el cuerpo y sus usos con fines sexuales, pero que se expanden, contextualmente, hasta tocar ramas económicas, regulaciones institucionales y palabras cargadas de estigmas y prejuicios. O, como veremos en esta reseña, de procesos de urbanización, capaces de darles cara y nombre a regiones enteras. Con un escenario así, habría que dar espacio a la racionalidad, al discurso científico y sobre todo crítico, que se maneje con sensibilidad y con rigor académico, no para resolver, sino para contribuir a uno de los debates más largos en la historia moderna. 

Tal es el caso del doctor en sociología Alberto Hernández Hernández, investigador de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef) y el libro que coordinó titulado Geografías del trabajo sexual en las fronteras de América Latina, en el que además funge como editor de otros trabajos, presentados desde diferentes posiciones geográficas y académicas. En dicho volumen, los autores confeccionan un tapiz de novedosos enfoques metodológicos y temáticos que, sin duda, entrarán directo en la dialéctica abigarrada y difusa de las definiciones morales, políticas y económicas alrededor del trabajo sexual y su despliegue contextual en diversas ubicaciones de nuestro continente. 

Para cimentar las bases teóricas, no solo de su propio estudio (centrado en la Zona Norte de Tijuana y la relación de esta con el turismo sexual proveniente de Asia y Estados Unidos), Hernández trabaja con una serie de nociones preliminares, en las que aborda, por ejemplo, el ya mencionado debate entre las categorías gramáticas de explotación sexual y trabajo sexual, las diferencias fenoménicas en el ejercimiento de dicha actividad y el influjo que tiene, siempre, la geografía, como una dadora de tiempos y espacios específicos, en la que se desenvuelven multitud de matices socioculturales. A partir de un esbozo, breve pero conciso, se suceden las colaboraciones. 

Los trabajos, que alternan entre regiones fronterizas, esgrimen una metodología etnográfica que se cimenta, primero, en el trabajo de campo de las y los autores, y luego en la recabación bibliográfica, es decir, el dialogismo con textos previos que hayan abordado el tema. Debido a que, como explica el editor en su texto introductorio, el trabajo sobre el terreno resulta difícil, sea por los contextos de precarización infrahumana, crimen organizado y la muchas veces necesaria discreción en tanto al manejo de los datos obtenidos, los autores destacan la poca cantidad de trabajos focalizados en el estudio sociológico y etnográfico de esta actividad humana, y proponen un acercamiento humanitario a la hora a de estudiarla. 

A través de entrevistas, historias de vida, sondeos estadísticos, y una sistemática revisión de bibliografía especializada (la poca disponible) se enhebra la imagen de un negocio subterráneo, cargado hasta arriba de polémicas internas y externas, que refleja texturas socioculturales en plena metamorfosis, difíciles de aprehender y de definir. En suma, el retrato textual de algo infijo en lo social. Como ejemplos de lo anterior, está la imposibilidad de fijar un destino económico concreto y un patrón demográfico que pueda explicar garantemente, desde la sociología, todos los casos de mujeres, hombres y personas no binarias que aparecen en la escena del trabajo sexual fronterizo latinoamericano. 

Hay individuos que vienen desde todas las esquinas de la escala social, desde mujeres indígenas y obreras, que apuntan a la necesidad de subsistencia o al trabajo forzado y la trata, hasta estudiantes universitarias o profesionistas, que tienen períodos estacionarios de trabajo y lo hacen para pagar colegiaturas, o seguir un determinado estilo de vida. Y esta es una noción que se construye no desde un solo texto, sino desde todos los textos como conjunto, como una gran mirada sobre el trabajo sexual que expande los alcances académicos y alumbra nuevas limitaciones, que podrían contribuir al debate sobre su consideración ética y semántica. 

El libro se encuentra disponible a través de: https://libreria.colef.mx/detalle.aspx?id=7855

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