Boletín de prensa
215/2015
Adiós a los mitos de alimentos enlatados o embotellados
México, DF. 15 de abril de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Existen muchas verdades a medias en torno a los alimentos enlatados y bebidas embotelladas que, en su mayoría, carecen de bases científicas pero al popularizarse generan alarma en la población.
La investigadora Herlinda Soto Valdez, responsable del Laboratorio de Envases del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) –que pertenece al Sistema de Centros Públicos de Investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)–, desmitificó algunas de esas ideas y reveló diversos aspectos en el envasado de alimentos.
Al respecto, la doctora en Ciencia de los Alimentos señaló que el aumento en la temperatura de una bebida o agua envasada incrementa la migración de los componentes del plástico; no obstante, el PET (tereftalato de polietileno), material con que se elabora la mayoría de las botellas comerciales, tiene un bajo nivel de esos componentes.
En el ideario colectivo prevalece la tesis de que los alimentos se descomponen más rápido cuando se dejan en una lata que ya fue abierta; sin embargo, la investigadora del CIAD asegura que la idea de no dejarlos en esos recipientes se debe a que hace unas décadas se utilizaba soldadura de plomo para fabricar latas de acero u hojalata, pero en la actualidad ese procedimiento ya no se utiliza debido a su toxicidad. Ahora se usan latas de aluminio que no requieren soldadura; aun así, se sugiere guardar los alimentos en recipientes con tapa para evitar cualquier tipo de contaminación externa.
Soto Valdez también recomendó no consumir alimentos de latas abolladas, debido a que están conformadas por varias capas de materiales metálicos y recubrimientos orgánicos en su interior, que con un golpe pueden romperse y perder su capacidad para proteger y conservar el contenido.
La doctora, quien ha investigado las interacciones entre envases y alimentos, rechazó que exista riesgo de contraer leptospirosis (bacteria presente en la orina de roedores y otros animales) si no se desinfectan las latas antes de consumir el alimento que contienen, pues resaltó que no hay estudios que prueben la sobrevivencia de la bacteria en la superficie de dichos recipientes. El caso con mayor probabilidad de contagio, explicó, es por el contacto con agua contaminada; empero, se recomienda lavar las latas para evitar cualquier tipo de inoculación.
AG/LR/MO/215/2015