La globalización ha exacerbado las desigualdades sociales y las brechas económicas son cada vez más profundas. Foto: Miguel Valle
* Estadísticas de los especialistas establecen que existen 214 millones de migrantes internacionales. Esto significa que una de cada 33 personas en el mundo es migrante. En 2010, la región de América Latina y el Caribe produjo 57.5 millones de ellos.
* En estas corrientes migratorias, la presencia de las mujeres es reveladora; ya no se desplazan como acompañantes de su marido o padre, o motivadas por la reunificación familiar.
* Por lo que se refiere a la trata de personas, los estudios sobre el tema registrar la seducción amorosa, falsas ofertas de empleos, aprovechamiento de usos y costumbres – el robo de la novia – como formas de captación de víctimas.
Por Maru Molina
México D.F, a 30 de junio de 2014 (Agencia Informativa CONACYT).- Según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (oim), actualmente existen 214 millones de migrantes internacionales. Esto significa que una de cada 33 personas en el mundo es migrante. En 2010, la región de América Latina y el Caribe produjo 57.5 millones de ellos. Los principales lugares de destino son los Estados Unidos, Canadá y Argentina.
En estas corrientes migratorias, la presencia de las mujeres es reveladora; ya no se desplazan como acompañantes de su marido o padre, o motivadas por la reunificación familiar. Ahora deciden migrar por su propia voluntad en busca de mejores oportunidades. Estas mujeres ocupan 50.1 por ciento del total de migrantes internacionales en esta región (oim 2012).
Los datos anteriores forman parte de un proyecto de investigación realizado por las doctoras Marta Torres Falcón y Hiroko Asakura, profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, y profesora-investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Programa Noreste, respectivamente.
El objetivo del proyecto es abordar la situación de las mujeres migrantes centroamericanas en territorio mexicano. Desigualdad social, pobreza, falta de oportunidades, violencia de género, discriminación, xenofobia (fobia a los extranjeros), abuso sexual y trata de personas son parte de los fenómenos sociales estudiados por las investigadoras.
“La globalización, refieren en su estudio las doctoras Torres y Asakura, ha exacerbado las desigualdades sociales y las brechas económicas son cada vez más profundas. La riqueza está concentrada en unas cuantas manos, mientras que existe una masa creciente de ‘perdedores de la globalización’, entre ellos, quienes tienen que desplazarse grandes distancias en busca de un mínimo de bienestar social”.
En su trabajo analizan las condiciones sociales de los lugares de origen que dieron como resultado el fenómeno de la migración. Exponen los factores de expulsión, medios de transporte y principales trayectos. Informan cómo, durante el recorrido por nuestro país, estas mujeres centroamericanas enfrentan rechazo de diversos actores: el maquinista del tren de carga, policías de distintos niveles (municipal, estatal y federal), autoridades de migración e incluso de la sociedad civil.
En el trayecto, estas mujeres enfrentan de manera permanente la amenaza y, muchas veces, la ejecución de la violación sexual. Aunque es difícil saber la prevalencia de la violación contra mujeres centroamericanas, algunos estudios han calculado que seis de cada diez mujeres han tenido esa dolorosa experiencia (Amnistía Internacional, 2010). Hay casos registrados donde las violaciones han sido cometidas por soldados o policías; situación en donde la denuncia no tiene cabida por miedo a la repatriación y porque saben que la violencia ocurre en un clima de impunidad.
“Es tan constante la violación que incluso los coyotes recomiendan a las mujeres que antes de emprender el viaje se apliquen una inyección anticonceptiva o se coloquen un dispositivo intrauterino para impedir un embarazo. A esta sugerencia subyace el reconocimiento de la violación como algo inevitable. Es decir, la preñez se puede prevenir; la violencia, no”, explica la doctora Marta Torres, quien es integrante del Sistema Nacional de Investigadores, nivel ii, y autora de La violencia en casa (2001), Al cerrar la puerta, amistad, amor y violencia en la familia (2005), y Con sus propias palabras. Relatos fragmentarios de víctimas de trata (2010).
Trata de personas
Los trayectos de la migración proveniente de Centroamérica hacia los Estados Unidos coinciden con las rutas de mayor incidencia de trata de personas (cndh, 2009). “Sin duda hay un vínculo. Además, es importante señalar que las redes de traficantes (los coyotes) frecuentemente están vinculadas con las redes de tratantes de personas”, advierte Hiroko Asakura, quien es doctora en Ciencias y Artes, con especialidad en Estudios de Género, por la Universidad de Ochanomizu, en Tokio, Japón, y doctora en Antropología por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.
Un ejemplo de los nexos entre migración y trata de personas es el episodio ocurrido en noviembre de 2008, cuando el conductor detuvo el tren de manera deliberada, y, a juicio de los migrantes que después relataron el hecho, actuó con conocimiento de lo que sucedería enseguida: subieron varios hombres armados y secuestraron a todas las mujeres. El hecho se denunció, pero nunca más se les volvió a ver (Amnistía Internacional, 2010). La hipótesis más clara es que fueron víctimas de trata con fines de explotación sexual. Esta forma contemporánea de esclavitud es una de las actividades más extendidas y lucrativas en el mundo, sólo superada por el tráfico de estupefacientes y de armas.
Las doctoras Hiroko Asakura y Marta Torres señalan que “la trata es un delito donde interviene una red altamente organizada que involucra enganchadores, transportadores y diversos tipos de explotadores. Se ha señalado reiteradamente la intervención de las autoridades en distintos niveles. Las mujeres son captadas por medio de violencia (engaño, amenaza o secuestro), trasladadas de un sitio a otro (u otros) y obligadas a tener actividad sexual hasta con veinte hombres en un día. La explotación se realiza en un contexto de aislamiento, y las víctimas de trata pueden ser migrantes legales o ilegales”.
Estudios recientes han registrado diversas formas de captación de víctimas: seducción amorosa, falsas ofertas de empleo, aprovechamiento de usos y costumbres como el robo de la novia, compraventa de mujeres o secuestro. “Si la situación no cambia, estas mujeres continuarán sufriendo violencia en sus propios países, en los sitios de tránsito y en los lugares de destino”, advierten las investigadoras.