Tal como se augura en el epígrafe, y correspondido en otras obras filosóficas, como Las palabras y las cosas, de Michel Foucault, el marco de una fotografía, el contexto, puede acabar por definir el significado del texto en sí. O como en la película Blow Up, de Antonioni, en que un retazo al fondo de una foto se come todo el fotograma, porque sugiere otra cosa.
En el volumen que nos ocupa, publicado por la editorial de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef) y coordinado por Jesús Pérez Caballero y Óscar Misael Hernández, la introducción nos advierte de un archivo que figura como ejemplo de la anterior descripción: una serie bien organizada de documentos fotográficos sobre la frontera mexicana del noreste, que casi cae en el olvido y es tragada por la amnesia de las ruinas e instalaciones abandonadas. En ese sentido, el texto introductorio destaca la cualidad cartográfica de los documentos para trazar la trayectoria de las ciudades, que develan una historia subterránea y una radiografía subliminal de espacios urbanos enteros.
Si esta relevante sucesión de factores se combina con la condición fronteriza, la violencia del narcotráfico, las huelgas obreras de maquiladora y la migración, el resultado es un panel de imágenes disonantes pero insertadas en un todo coherente, que lo ata a una sencilla sistematización de etiquetas metodológicas y tipológicas. Por lo mismo, al corpus visual que se despliega, le acompaña una serie de textos heterogéneos y que aspiran, claramente, a una intencionalidad literaria, que no les quita sin embargo el cariz testimonial.
El tríptico que divide el grueso del volumen obedece, entonces, a criterios temáticos, académicos y estéticos, que dosifican amenamente los contenidos. En el primer apartado, dedicado al activismo y el historial en la sublevación de la mentada región, a través de textos y miradas divergentes, que analizan minuciosamente luchas como las que se llevan adelante en pro de los derechos humanos.
En el segundo bloque se focalizan otras regiones distintas al noreste, por ejemplo, el sur, en Chiapas y su levantamiento contra el TLC en 1994: el ejército zapatista de liberación nacional. También se ahonda en la realidad de la frontera sur de méxico, colindante con Sudamérica. En esta sección se intercala tanto el análisis del contenido fotográfico (y su marco contextual inmediato) como los textos ajenos al análisis, consistentes en ensayos periodísticos, testimoniales, que contienen el inigualable tono de alguien que estuvo ahí.
La tercera es a la vez el epílogo, escrito con provocación, vocación y vocabulario preciso. Se trata, en este caso, de un texto que se mueve en la función imperativa del lenguaje, en el sentido de que exhorta a salir, hacer, crear desde lo comunitario, pero también de lo personal. Tal como lo remarcan los propios autores, el volumen mismo, el fotolibro, es una forma de lo mismo que describe Dragustinovis, de rescatar un montón de imágenes del olvido, para que se sepa lo que hubo y quién lo hizo.
Entre otros de la reflexión conclusiva, está el de la propia transición tecnológica, el paso del fotograma análogo al digital, la presencia de los programas de edición, la manera en que los medios para acceder a la representación modulan mayoritariamente lo representado. Alrededor de esta noción, se extiende una creciente ceguera semántica frente a las imágenes, con unos sentidos sobre estimulados y cada vez menos sensibles a los relieves de lo que miramos.
Después de todo, y exactamente en consonancia con las nociones que deja el volumen tras su visionado/lectura, el archivo expuesto en él constituye una pieza invaluable de memoria social.
El libro se encuentra disponible a través de: https://libreria.colef.mx/detalle.aspx?id=7897
