El narcocorrido es una expresión musical que en el marco de la música norteña, narra historias sobre el narcotráfico, se relatan hechos violentos donde se enaltece, sobrevalora, elogia y mitifica la figura del narcotraficante, el contrabando y el negocio de las drogas; estas composiciones cumplen la función de formar y reforzar ideologías e imaginarios colectivos.
La narcocultura evolucionó de una manera espontánea, con una producción masiva que mostraba la valentía, la extravagancia y el poder de las drogas, características que comenzaron a conquistar a los jóvenes. Como consecuencia, se volvió una gracia imitar a los capos de la mafia portando armas, exhibiendo joyas, y evidenciando poder.
En esta ocasión El Correo Fronterizo entrevistó al Dr. Jesús Rubio Campos, Investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública en El Colegio de la Frontera Norte, sede Monterrey, quien nos habló sobre la narcocultura, el narcocorrido y su influencia.
El Correo Fronterizo.- ¿Que debe entenderse por narcocultura?
Dr. Jesús Rubio Campos.- Puede haber dos acepciones, la primera tiene que ver con el registro histórico, aquel registro en varias manifestaciones culturales de los hechos que se han presentado en nuestro país relacionados con el narcotráfico o la delincuencia organizada y esto se manifiesta generalmente, en noticias, también en escritos, en conferencias, en libros y después en programas de televisión, en series, novelas etc. Entonces, digamos que cualquier manifestación ya sea manifestación artística o manifestación cultural refleja los hechos que han estado sucediendo en el país, y de alguna manera permea la cultura y todo ese acervo de conocimientos que se va generando en un país o en una ciudad, eso sería como la primera acepción de narcocultura.
La otra manera sería cuando hablamos de narcocultura, es esa apropiación de ciertos símbolos, usos, costumbres que se llevan a cabo por parte de los miembros del narcotráfico, y que son adoptados por el resto de la sociedad en diferente grado, por ejemplo lo que tiene que ver con el lenguaje que utilizan los jóvenes, lo que tiene que ver con ciertos hábitos que llevan a cabo los jóvenes, y que tratan de imitar o de emular lo que hacen los miembros de los grupos de narcotráfico o de la delincuencia organizada.
El Correo Fronterizo.- ¿Cómo los jóvenes se apropian de la narcocultura?
Dr. Jesús Rubio Campos.- Los jóvenes siempre están en un proceso de ir formando su propia identidad y en ese proceso tienden a buscar algún tipo de prototipo de lo que están viendo en su día a día, en el cual puedan basar su relación con otros jóvenes, muchas veces pueden tomar lo que hace un artista, lo que hace un maestro, lo que hace un político o lo que hace un familiar; entonces tratan de tomar un ejemplo de cómo relacionarse con los otros.
Entonces, en esas relaciones que tienen entre pares, dentro de las escuelas, o en sus lugares de trabajo o en su propio entorno familiar, tratan de utilizar aquellas herramientas e instrumentos, que son utilizados por la delincuencia organizada, para ellos poder también de alguna manera en su día a día, ir resolviendo conflictos o ir dando una imagen.
Por ejemplo, ven que en las narcoseries, muchos de los narcotraficantes tienen poder, tienen dinero, tienen armas, tienen mujeres, etc. Entonces de alguna manera ellos tratan de imitar eso, para poderse forjar una imagen ante los demás, o también para tratar de alguna manera obtener, algún tipo de respeto donde los demás los vean cómo ven a los narcotraficantes.
Esto se puede ver sobre todo en barrios donde hay mucha violencia, donde hay mucha delincuencia.
El Correo Fronterizo.- Las manifestaciones ligadas a la narcocultura, ¿tienden a propiciar violencia?
Dr. Jesús Rubio Campos.- Depende del tipo, si por narcocultura se entiende nada más el registro histórico de los hechos, que se haya dado de algún pasaje de la lucha contra delincuencia, en un cuento, algún poema, no tiene nada de malo, es nada más un registro de lo que está pasando en el país. Eso no tendría de alguna manera de ninguna forma a propiciar violencia.
El problema viene cuando los jóvenes tratan de apropiarse de imitar, lo que hacen los miembros del crimen organizado, el tratar de querer traer armas, desear infringir la ley, ahí es cuando ya se puede convertir en algo negativo.
El Correo Fronterizo.- ¿La prohibición de narcocorridos es una medida innecesaria?
Dr. Jesús Rubio Campos.- Ha habido narcocorridos desde hace muchos años, por ejemplo el grupo Los Invasores de Nuevo León, tienen un narcocorrido dedicado a Caro Quintero, en muchos de sus corridos ellos hacen referencia a la venta de drogas o a la delincuencia organizada. Aquí el grupo decidió hacer un corrido, pero no fue financiado por la delincuencia, ellos cuentan una historia nada más.
Es diferente a lo que está sucediendo ahora, los narcotraficantes financian grupos o bandas para que les compongan corridos, les invitan a sus fiestas, les hacen las conexiones con la gente del mundo del espectáculo, etc., son narcocorridos por encargo, muchas veces tienen como intención ensalzar la labor del narcotraficante en turno, o del narcotraficante de esa plaza. Entonces, cuando se prohíbe ese tipo de narcocorridos es porque las autoridades intuyen que es por encargo, que fue pagado, muchas veces los miembros de esos grupos musicales, en algunas ocasiones son asesinados, cuando van y tocan ese tipo de piezas en otras plazas, donde es otro el miembro de la delincuencia organizada que tiene el poder. Esa es la parte negativa de los narcocorridos.
El Correo Fronterizo.- La propuesta de reducir el narcotráfico vía fuerzas armada ¿Son medidas efectivas para contrarrestar el poder de estos grupos delictivos y su influencia en el país o se deberían de voltear a ver otro tipo de políticas públicas?
Dr. Jesús Rubio Campos.- Tienen que ser políticas integrales, que tengan que ver tanto con el lado de la demanda, como de la oferta de la droga, regular los mercados, fortalecer las instituciones, fortalecer el tejido social, hacer labor de prevención, dar mayores oportunidades de empleo, de educación, etc. Se requieren políticas públicas integrales, eso es nada más una acción pero se tiene que hablar también de la parte de prevención.