A pesar de las transiciones en la región jurídico-política de los estados nacionales, muchas crisis y problemáticas sociales son tratadas de la misma manera, casi siempre, sin acatar a las raíces estructurales y limitando los márgenes actanciales a la superficie de los problemas. Es por ello que, en Estados Unidos, tanto el partido conservador (republicano) como el liberal (demócrata) abordan el tema de la migración con el mismo enfoque teórico-práctico. Apenas existe diferencia, por ejemplo, entre Donald Trump y Joe Biden en este sentido.
En su investigación, El Campamento de Migrantes en Tijuana 2021-2022, el doctor Eduardo Torre Cantalapiedra conceptualiza el caso de un campamento migrante que permaneció en Tijuana, Baja California, y estudia ampliamente las circunstancias de agencia política que definieron a este grupo hasta su disolución, el 6 de febrero de 2022, de manos de las autoridades estatales y la Guardia Nacional.
En el reporte que corresponde a la investigación, Torre Cantalapiedra describe y detalla cómo las distintas capas sociales y grupos involucrados en el fenómeno del campamento, es decir, los migrantes, las ONG’s, las instancias gubernamentales de ambos países, los grupos religiosos y jurídicos y la población civil coexistieron para darle forma y delimitar sus alcances mediáticos, políticos y sociales.
Asimismo, a través de un denso registro fotográfico, y una amplia variedad de citas textuales emitidas por los propios migrantes, las autoridades y agentes periodísticos, el académico no sólo estructura una visión crítica del campamento, sino una cronología que permite captar sus matices, las tensiones surgidas entre los distintos actores, las esporádicas pero potentes expresiones de los que acampaban en El Chaparral, la postura de las instancias de gobierno y sus reiteradas ausencias.
En esa línea del tiempo, abarca los distintos momentos decisivos en la breve vida del campamento levantado a las afueras de la garita de El Chaparral. La expectación inicial por la nueva política migratoria de Biden, y la decepción sucesiva al ver que se trataba de lo mismo de siempre pero envuelto en una nueva retórica. La esperanza surgida por la repentina excepción al título 42, y la furia colectiva tras su cierre inminente pocos meses después de iniciada para un sector muy específico de migrantes en contextos de vulnerabilidad. Finalmente, la impotencia y futilidad del cercado del campamento y el eventual desalojo de sus miembros por parte de policía y Guardia Nacional.
En ese contexto, el académico también da cuenta de todos los pormenores y pequeñas contradicciones que se van acumulando en la materialidad del campamento para lastrar su constitución como alternativa relativamente estable para personas migrantes que se encontraban en espera de resolver su proceso legal.
Poco a poco, propuestas locales y autoorganizadas como el comedor comunitario, la escuelita y las sesiones de apoyo psicosocial-jurídico dejaron de tener la eficacia inicial o llanamente desaparecieron por falta de recursos. Entre otros motivos, esto debido a la constante acumulación de nuevos migrantes recién llegados al campamento, por la nula actividad de las autoridades de ambos países en determinados procesos y la manipulación periodística de las circunstancias que rodeaban al campamento.
En general, lo que queda demostrado es que las diversas medidas políticas anunciadas tanto por los gobiernos mexicanos como estadounidenses, resultaron ineficientes en la contención y procesamiento de las diversas crisis originadas por el fenómeno migratorio durante principios de 2021 y 2022. A pesar de ello, el académico insta a continuar con el análisis en mayor profundidad, debido a la complejidad y convergencia fenoménica del campamento, así como las experiencias que dejó en las caravanas migrantes, los agentes gubernamentales y civiles.
El documento se encuentra disponible en: https://bit.ly/3H7XG2I
Escrito por Ricardo Guerrero.