En 2017 la Organización de las Naciones Unidas, a través del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, presentó el reporte “Trends in International Migrant Stock: The 2017 Revision”, en el cual se estima que hay más de 25 millones de niños-niñas (0-14 años) y alrededor de 10 millones de adolescentes (15-19 años) migrantes entre el número total de migrantes internacionales.
Pero aún con números recientes, se debe reconocer que los niños, niñas y adolescentes (NNA) han participado en la migración desde hace mucho tiempo. Pero han no han estado incluidos en las discusiones teóricas ni en los grandes problemas de investigación en torno a la migración. Lo anterior tiene un efecto directo en la política migratoria: lo que no se visibiliza no genera política pública.
Durante la presentación “Juventudes migrantes y educación en las Américas” de la Dra. Silvia Giorguli, presidenta del Colegio de México, realizó un estimado de NNA migrantes internacionales procedentes de países seleccionados de América latina y residentes Estados Unidos. Nacidos en México se estiman alrededor de 787 mil; República Dominicana 152 mil; El Salvador 133 mil; Guatemala 127 mil; Honduras, 87 mil; Venezuela 60 mil; y Colombia 58 mil.
Es en este sentido, la migración suele vincularse a los desplazamientos forzados, invisibilizando otras dimensiones de la exposición de los niños y los jóvenes en la migración ¿qué pasa más allá de la emergencia del tránsito? ¿cómo les va en la escuela? ¿cómo se adaptan los niños cuando los padres se van? ¿cómo se reorganizan las familias? ¿está listo el entorno que los recibe para integrarlos a la comunidad o los rechaza?
Es por estas interrogantes que es muy difícil identificar “El” reto principal, enfatizó la Dra. Giorguli, porque cada uno de los flujos que ocurre en las diferentes regiones de América Latina y el mundo, tiene particularidades muy distintas. Cada reto que enfrentan los migrantes depende de la etapa del proceso.
Al hablar de NNA migrantes en tránsito hay una serie de riesgos, desde seguridad personal a la posibilidad de la no separación familiar, esto tiene que ver con la gestión de llegada a los países; documentación con la que cuentan y política migratoria del país de llegada. Esta es la primer etapa. Sin embargo, en torno al asentamiento, es fundamental el acceso de los niños a los derechos sociales básicos:, salud, espacios de esparcimiento, seguridad y educación.
“En el contexto de los Estados Unidos, se usa mucho la comparación en términos de la integración de niños de origen hispano, latino, y los asiáticos, por supuesto que hay una heterogeneidad en el bloque, pero sí te marca tendencias muy diferentes en las experiencias de unos y otros. Cuando estudiamos migración tendemos a enfocarnos más en los problemas y en los retos, de lo que ha fallado, pero hay que aprender de las experiencias exitosas. La integración de los niños asiáticos en el sistema educativo estadounidense es muy interesante, porque tienen resultados muy distintos a los hispanos”, estableció la Dra. Giorguli.
Algunos de los datos presentados señalaron que de 1993 a 2014, el 64% de estudiantes asiáticos de 18 a 24 años asistió a la universidad, estos porcentaje disminuye al 35% en el caso de los estudiantes hispanos. Cabe resaltar que también son los estudiantes de origen asiático los que tuvieron una mayor porcentaje en terminar su educación superior, el cual corresponde al 63%. En este sentido, solo el 12% de los hispanos culminaron su educación superior.
Durante su participación, la presidenta del Colmex, señaló una serie de factores que influyen en la población migrante durante la integración y trayectoria escolar:
-El contexto de llegada
– Tipo de migración y condiciones de la misma.
– Mediaciones institucionales: escuela, comunidad y familia.
– Efectos diferenciados entre hombres y mujeres.
– Cambios en los recursos financieros y oportunidades educativas versus efectos por separación familiar.
– Políticas migratorias y estatus de documentación de padres e hijos.
Es por cada reto que enfrenta la población migrante que se debe empezar por contabilizarlos, saber cuántos son, quiénes son, de dónde son, de dónde vienen; y a donde están llegando. Es una primera forma de visibilizarlos. Después, cual es la experiencia que están teniendo en los lugares de llegada. Es en este sentido que, de acuerdo a la Dra. Giorguli, es deber de la academia promover datos, ubicar en los contextos más amplios y en la narrativa correcta de los hechos que ofrezca una panorámica amplia y objetiva, a través de visibilizar a diferentes sectores dentro de la migración.