México es un país definido (entre otras circunstancias) por su gran cantidad de migrantes que van para otros países (casi siempre Estados Unidos), esta ha sido la modalidad de movilidad que más atención ha recibido, tanto por parte de la crítica académica e incluso de los medios masivos de comunicación. No extraña, siendo, por lo general, los grandes éxodos y flujos de masas migrantes atribuibles a eventos de carácter internacional, es decir, que tienen un eco y una respuesta más allá de las inmediaciones geográficas y políticas en que estos se desarrollan inmediata y originalmente.
Sin embargo, aquella es solamente una de las maneras en que se materializa el desplazamiento de seres humanos entre puntos geográficos. La migración adentro de las fronteras de un país, o sea, el desplazamiento entre estados, ha repercutido, desde siempre en nuestra historia como estado-nación, a darle forma a lo que es México. Aquí tampoco podemos extrañarnos. Desde las cuantiosas movilizaciones de campesinos que iban a buscarse otro futuro a la Ciudad de México hasta la creciente y reciente constitución de la franja fronteriza como un sector clave en el desarrollo industrial y laboral de nuestro país, es necesario estudiar este fenómeno en todas las dimensiones posibles.
Para ello, Rodolfo Cruz Piñeiro y Félix Acosta coordinaron el presente volumen, una reunión de ensayos que se ejerce el análisis sobre el fenómeno de la movilidad interna en nuestro país, sus implicaciones en la vida pública y en la constitución de franjas urbanizadas e industrializadas. De esta manera, Migración interna en México. Tendencia recientes en la movilidad interestatal, se enfoca en una de las caras menos investigadas del fenómeno migratorio mexicano.
En cuanto a la estructura del capitulado, resalta la composición de algunos fragmentos a varias manos, es decir, como una colaboración entre dos y a veces hasta tres autores. Desde esta multiplicidad de voces investigativas se va fraguando la necesaria coexistencia de puntos de vista, aportes de bagaje bibliográfico y campos de especialización, que complejizan el objeto de estudio específico para cada capítulo.
Durante el primer apartado, por ejemplo, escrito a tres voces, se analizan los diversos enfoques teóricos con que la academia ha enfocado la problemática de la movilidad interna, además de la bibliografía que dichos enfoques han producido y las hipótesis/resultados a los que se ha llegado siguiendo tales postulados. En ese sentido, los autores pasan por el enfoque clásico, neoclásico y estructural; además, se analizan dos enfoques adicionales que complementan la ya de por sí compleja cantidad de datos: un enfoque que apunta hacia las infraestructuras más avanzadas de ciertas regiones receptoras, y otro sobre los llamados ciclos de vida y su relación con la movilidad interestatal.
Durante el segundo capítulo, se focaliza la manera de cuantificar los casos de migración interna, a través de la consulta de los datos disponibles en los censos de población realizados en el período que va de 1990 a 2010. Aquí el autor busca, más que nada, demostrar los beneficios que tiene este método sobre el llamado “método residual”, utilizado en el pasado.
Durante el capítulo tercero, escrito por cierto por los coordinadores del volumen, se voltea la mirada hacia uno de sus puntos centrales que es el impacto (directo e indirecto) causado en los índices y direcciones de la movilidad interna de nuestro país por las circunstancias socioeconómicas vividas en tres períodos clave: 1995-2000, 2000-2005 y 2005-2010.
En el cuarto, otro escrito a tres voces, se pone sobre la mesa la propuesta de un algoritmo que agilice las estimaciones y cifras netas en los casos de movilidad interestatal durante los períodos intercensales, y eso para cada estado de la república. En el quinto, se retorna al objetivo de la cuantificación de los casos de movilidad interna en un cúmulo de períodos que abarcan desde principios del pasado siglo hasta principios de este. El sexto, siguiendo esta línea, analiza las variaciones en los flujos de esta movilidad a partir de los patrones que estos han mostrado en distintos períodos y regiones mexicanas, tomando en cuenta, además, factores como la colindancia geográfica entre regiones, o las rutas de transporte existentes.
La conclusión está orientada hacia un marco territorial más amplio, en el que se pasa ya de la movilidad interna a la externa: migración entre México y Estados Unidos, y las bibliografías disponibles en ambos países al respecto. Es decir, se hace un revisión exhaustiva de muchas fuentes de información sobre estos flujos interestatales, así como la construcción de un criterio académico para elegir, a la cercana luz de nuevas investigaciones, las referencias más veraces para construir, refutar o confirmar tal o cual hipótesis sobre movilidades internas.
El libro se encuentra disponible a través de: https://libreria.colef.mx/detalle.aspx?id=7826