La niñez de circuito en la frontera se refiere a niños, niñas y adolescentes que cruzan de manera recurrente y sin documentación, generalmente sin el propósito de buscar empleo o reunificación familiar. Más bien, su participación está vinculada al tráfico de migrantes o a redes de crimen organizado que los reclutan para actividades como el cruce de personas, la vigilancia (“halcones”) o el transporte de drogas.
El hecho de que los traficantes se aprovechen de la desesperación de las familias y las debilidades en el sistema migratorio, exponen a los menores a hacer un trabajo de sumo peligro que, de por sí, el viaje entre frontera a frontera, especialmente la de México-Estados Unidos, es un viaje peligroso, el riesgo aumenta cuando los niños quedan en manos de organizaciones criminales.
Abriendo con esto, en la columna del Dr. Oscar Misael Hernández-Hernández, investigador en el Departamento de Estudios sociales por El Colef, expone en su texto partiendo con la nota periodística que ilustra la detención de un adolescente de 17 años, quien transportaba a tres personas migrantes en un vehículo y fue detenido por agentes de la Patrulla Fronteriza en Tucson, Arizona. Es así que investigador hace hincapié en el fenómeno de la «Niñez de circuito y tráfico de migrantes en la frontera México-EU», cuyo texto, publicado el 17 de septiembre de 2024 en el periódico digital La-Lista, dentro de una opinión bastante clara y concisa en cuestión de preceder la mención de otros casos similares al caso anterior y como esto logra un impacto, tanto sistemático como analítico, en el contexto de la evolución en los últimos años sobre el aumento en el uso de menores en diversas funciones relacionadas con el tráfico de personas y drogas, y ha generado preocupación en los ámbitos académicos, sociales y de derechos humanos.
El artículo explora cómo se ha documentado y analizado este problema durante más de una década, y cómo las autoridades y los medios de comunicación han expuesto a estos menores explotados, así como la mayor inclusión de niñas hasta el aumento de su participación durante la pandemia. También se menciona la profesionalización del tráfico de migrantes y el auge del “pollerismo digital”, lo que refleja la complejidad y adaptabilidad de estas redes; tal como menciona el autor:
“se han especializado en lo que algunas autoridades y derechohumanistas han llamado “pollerismo digital”: asesorando a migrantes sobre formatos o “cazando” citas de solicitantes de asilo en aplicaciones como CBP One a cambio de pagos considerables.”.
Esta crisis exige una respuesta humanitaria integral que dé prioridad a los derechos de los menores y garantice que estén protegidos, tengan acceso a un refugio seguro y la oportunidad de vivir una vida digna, libre de violencia y explotación. Las soluciones no serán fáciles, pero la atención debe centrarse en que ambos países trabajen para abordar las causas fundamentales del problema: pobreza, violencia, corrupción y falta de oportunidades en los países de origen, no solo la contención.
No cabe duda que a lo largo de la última década, el tráfico de migrantes y la explotación de niños, niñas y adolescentes ha cambiado y se ha adaptado a las circunstancias, aprovechando las vulnerabilidades del sistema y las condiciones socioeconómicas de los menores, por lo cual, en consecuencia, también deberán cambiar y adaptarse las medidas tomadas para contrarrestar estos sucesos.
El artículo completo se encuentra disponible a través del enlace: https://www.researchgate.net/publication/384265907_Ninez_de_circuito_y_trafico_de_migrantes_en_la_frontera_Mexico-USA
