Miércoles
19
Abr, 2023
Encuentro
Sala Mario Ojeda de El Colef, sede Tijuana
14:00 h Tiempo del Pacífico
Contextualización y objetivo
El debate sobre el conflicto armado en Colombia es largo y doloroso, duro y enmarañado como las raíces del manglar. Una guerra que algunos llaman “sin sentido”, está acabando con el país, principalmente con los cuerpos y territorios históricamente vaciados de inteligibilidad, humanidad. Con aquellos cuerpos y territorios atravesados por la matriz de opresiones que condiciona y pone en riesgo la existencia de la mayoría de la mayoría; campesinos, indígenas, afrocolombianos. La Comisión de la Verdad indicó que, al menos: 450.666 personas perdieron la vida en el marco del conflicto armado; 121.768 fuero víctimas de desaparición forzada; 50.770 fueron secuestradas; 16.238 niñas, niños y adolescentes fueron reclutados; 32.446 personas fueron víctimas de actos en contra de la libertad y la integridad sexual; y alrededor de 8 millones han sido desplazadas; entre otras diversas violaciones a derechos.
Con estos antecedentes, estamos llamados ha repensar de manera critica y situada las articulaciones de poder que gestionan la vida y muerte en el contexto colombiano, para trazar caminos de esperanza que tributen en el cambio hacia realidades radicalmente distinta, siempre de la mano de quienes lo viven, lo sienten, lo lloran, lo rechazan, lo enfrentan y lo transforman. Ya los violentólogos establecieron los manuales de certezas en el que transitoriamente exponen los orígenes y los procesos que la sustentan el conflicto armado; la violencia bipartidista – 1899 y 1902, el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán – 1948, el surgimiento de las FARC, el EPL y el ELN después del triunfo de la revolución cubana en 1959, y el narcotráfico a finales del siglo XX, son los principales hechos que sucumben la guerra en el país (Fajardo, 2016). Ahora, debemos reorientar con vocación política, procesos vinculares desde y con los cuerpos-territorios violentados simbólica, estructural y físicamente para la comprensión e intervención.
La comprensión del conflicto armado ha abierto las puertas para conocernos desde otros marcos y posibilidades en donde intentamos transformar nuestras violencias en propuestas generativas, sin perder por supuesto, la sensibilidad que nos convoca esta herida latente, Por ello nos sumamos a la conmemoración del 9 de abril, día nacional de la memoria y la solidaridad con las víctimas del conflicto armado, que tiene como origen la Ley 1448 de 2011. Entre otras cosas, esta fecha es un llamado constante a la memoria, allí se inscribe también la reparación simbólica y como un acto de no olvido brindamos un reconocimiento a quienes han -y hemos- sufrido el flagelo de la guerra. El objetivo puntual es reflexionar sobre las iniciativas y propuestas desarrolladas por víctimas e intelectuales frente a las dinámicas de guerra que les ha victimizado, y movilizado hacia otras estrategias de afrontamiento y re-existencia, desde las cuales también se tejen cadenas de conocimiento no hegemónico.
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