Es curioso cuando, en sociología, se utiliza la consecuente metáfora de que “la familia es la célula de la sociedad” para explicar la estructurada del tejido básico que compone la cotidianidad en las sociedad modernas. Como modelo a escala de una sociedad completa, la familia ha sido usada a modo de motivo literario. La devastación mexicana de la posrevolución se explica en la autodestrucción de la familia de una cacique en Pedro Páramo, de Juan Rulfo; William Faulkner, en El ruido y la furia señala los pecados contemporáneos de Estados Unidos a través de las dinámicas de la familia Compson. Pero quizá el aspecto más interesante acerca de esta noción sociológica sea que, en efecto, la sociedad está compuesta de una multitud de grupos y grupúsculos, que se suceden en interminable mise en abyme.
En la práctica, esto adquiere la forma de asociaciones y agencias, instituciones, franquicias, empresas y conglomerados, toda clase de estructuras sociales con intereses explícitos que a diario compiten por la definición de la materialidad en un espaciotiempo definido. Contraria a la popular idea de la sociedad como un enorme órgano con esclerosis, paralizado en una sola postura (ideológico-política), esta propuesta nos muestra un sistema multinivel en constante movimiento, reconfiguración, adaptación; en suma, agencia política dirigida, que puede, como ya dijimos, definir realidades regionales completas.
Tal es el caso en el que se ocupa el artículo que firman, a varias manos, Andry Yanarel Nucamendi Méndez, Nora L. Bringas-Rábago y Basilio Verduzco Chávez: Conflictos socioterritoriales en el Valle de Guadalupe, Baja California, México: un acercamiento desde las redes de confianza. Esto en un contexto nacional en que la región vinícola del Valle de Guadalupe se dirige a ser un punto turístico clave en términos enológicos.
En ese sentido, los investigadores buscan, a través del análisis relacional (que considera las motivaciones personales, organizacionales y las somete al influjo de las condiciones históricas) entender cómo las modificaciones en el uso del suelo del Valle de Guadalupe han impuesto situaciones de enfrentamiento, cooperación y comunicación entre distintos grupos y organizaciones que buscan el desarrollo vinícola y enológica de la región. Quienes escribieron el artículo, se apoyan en el uso de encuestas, estudio de archivo periodístico y fotográfico, así como líneas de investigación ya presentes en el marco conceptual de la investigación alrededor de las redes de confianza entre vínculos.
A través de su densa metodología, confirman que, efectivamente, la red de intereses y actores operantes en el territorio del Valle de Guadalupe han trascendido ya el clásico esquema de las agencias vinícolas, para dar entrada en la dinámica a otras industrias como la inmobiliaria, que tienen un influjo crucial en el uso, el reparto y la producción de la tierra. Asimismo, se configura el cómo los avances tecnológicos, sociales y culturales añaden variación a los métodos de uso del suelo y complejizan aun más la situación en que el gobierno federal, en los años recientes, ha estado ausente, semi delegando el poder en los poderes parciales locales.
Como cierre general, invitan a continuar investigando diferentes regiones de desarrollo en el territorio mexicano, a fin de expandir ese reciente campo de estudio y de poner a prueba sus tesis y epistemes en nuevos temas, escenarios y conflictos.
El artículo se encuentra disponible a través de: https://fronteranorte.colef.mx/index.php/fronteranorte/article/view/2347/2167