Enfoque y metodología
El urbanismo se relaciona, en gran medida, con las condiciones geográficas y meteorológicas de las regiones. Precisamente, se diseñan las trazas urbanas, la distribución y el uso de los suelos, las tendencias arquitectónicas y las dinámicas sociales alrededor de las circunstancias impuestas por la naturaleza. Una mala planificación urbana puede hacer de una sola geografía repartida entre dos ciudades una experiencia contrastante y diametralmente opuesta para cada una de ellas.
Tal es el caso de las dos Nogales, la de Sonora y la de Arizona. Se trata de dos regiones con alta afluencia hídrica, en la que las lluvias en forma de monzones son habituales, sobre todo, en invierno y en verano. Un estudio llevado a cabo en conjunto por El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), la Universidad de Arizona, Universidad Estatal de Arizona, Universidad de Arkansas, y el Instituto de Municipal de Investigación y Planeación de Nogales, United States Geological Survey, con el apoyo del Programa México-Estados Unidos Frontera 2020, titulado Infraestructura Verde para Ambos Nogales, pone el foco sobre este fenómeno en que la lluvia es entendida de forma distinta por dos territorios.
El trabajo focaliza a las juventudes, particularmente a las que asisten a secundaria, o en el caso de Arizona, Middle School, de entre 11 y 14 años de edad. La razón es que se trata de uno de los sectores demográficos más vulnerables frente a los torrentes lluviosos, junto a los jóvenes adultos y los adultos mayores. Debido a que los y las adolescentes están en constante interacción con los espacios públicos, las instituciones, las áreas verdes y comerciales, su riesgo, así como su percepción sobre la lluvia, varía en relación a personas de otras edades.
La investigación, además, se concentra en ambos Nogales por sus particulares rasgos topológicos, geográficos e hidrológicos, así como por la distribución urbanística que perfila las manchas urbanas, y los fenómenos eco-sociales que suscita esta combinación de factores deliberados y circunstanciales.
Para empezar, se establecen dos vertientes opuestas en cuanto a la significación de la lluvia; por un lado, los beneficios tanto sociales como ecológicos, por otro, los desastres y las pérdidas materiales y humanas que dejan los torrentes y los deslaves a su paso. Asimismo, se sigue un criterio que diferencia los resultados obtenidos en ambas ciudades, y que funciona como eje contrastador entre las dos experiencias. La recopilación de los datos, en forma de testimonios y dibujos, sigue el modelo de la licitación, que permite acceder a zonas por lo general veladas lingüística y psicológicamente a la hora de elaborar este tipo de investigaciones.
Una vez afianzada la metodología, se da cuenta de las realidades experimentadas por los jóvenes desde ambos lados de la frontera. Las similitudes y, en mayor intensidad, las diferencias, no tardan en surgir.
La lluvia entre dos ciudades.
Del lado de acá, en Nogales, Sonora, las estadísticas arrojan una evidente superioridad de las percepciones de riesgo y desastre sobre las de placer y beneficio ecológico. Para los estudiantes mexicanos de secundaria, la lluvia no sólo constituye la imposibilidad vial de llegar hasta los centros educativos, sino que da pie a una forma de incomunicación urbana, en la que se ven encerrados dentro de sus casas, bajo la constante amenaza de goteras, deslaves o directamente la destrucción total de sus hogares.
A esto se añaden las condiciones higiénicas que propician la intervención de las aguas negras en los ríos que se forman sobre las calles. Las infecciones respiratorias, cutáneas, así como la incomodidad en general que produce la suciedad de las aguas residuales, se suman a la visión que los jóvenes de esta localidad tienen sobre las tormentas de invierno y verano.
En el otro extremo, el caso de los estudiantes de Nogales, Arizona, no podría ser más diferente. Si se observa la nube de palabras mostrada en el documento de la investigación. Salta a la vista que la de ellos es una experiencia mucho más agradable, que tienden a relacionar esa condición climática con el confort y la relajación, así como la introspección.
Para los estudiantes de Arizona, es probable que la mayor problemática generada por la lluvia sea la imposibilidad de viajar a visitar a familiares o amigos al otro lado de la frontera, pues las carreteras se vuelven intransitables y el riesgo de un accidente automovilístico es demasiado alto.
Trabajo por realizar.
Las diferencias entre ambos grupos se leen a través de las ilustraciones que compartieron con los investigadores sobre sus percepciones de la lluvia. Mientras que los estudiantes estadounidenses dibujan la lluvia verticalmente, es decir, tal como ocurre naturalmente, los mexicanos la presentan con líneas horizontales, más como un río que atraviesa las calles e impacta en toda la movilidad de la región
De esta investigación se concluye que las decisiones sobre el diseño urbanístico modifican ampliamente la experiencia de las dos localidades en un contexto hidrológico de lluvias e inundaciones. La movilización por parte del gobierno sonorense, quien aún permanece ciego ante el abandono de comunidades distanciadas del núcleo urbano, debe ser inmediata y efectiva, y la organización debe ser comunitaria para poder solucionar el problema.
Un vistazo rápido a las iniciativas tomadas por infraestructura verde, en colaboración con las comunidades locales, muestran que los miembros de la sociedad afectada por estas condiciones ya están llevando a cabo acciones para, por ejemplo, cosechar el agua de la lluvia y reutilizarla en jardines y áreas verdes. Sin embargo, siguen siendo necesarias las acciones de alcance mucho más amplio para conseguir resultados palpables.
El Reporte de la investigación se encuentra disponible en: https://www.colef.mx/estudiosdeelcolef/infraestructura-verde-para-ambos-nogales/
