Pobreza y discriminación en México

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Participación del Dr. Gerardo Ordóñez en el Seminario Desigualdad, Trabajo y Protección Social

jueves 3 de julio de 2014


“Alrededor de la mitad de los mexicanos mayores de 11 años ha sentido que sus derechos no han sido respetados por lo menos una vez en su vida por alguna característica asociada a su situación” económica, personalidad, preferencias, etc., señala el documento Discriminación, pobreza y vulnerabilidad: los entresijos de la desigualdad en México.
El estudio fue realizado por el Dr. Gerardo Ordóñez, investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte, el cual fue presentado el 3 de junio de 2014 durante el Seminario Desigualdad, Trabajo y Protección Social como parte del Grupo de Trabajo “Pobreza y políticas sociales” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, en Bogotá, Colombia.
El estudio está basado en los datos arrojados por la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (ENADIS 2010) he indica que el 52% de la población padece algún grado de pobreza (proporción similar a la que había hace 30 años), y estos índices repercuten en el aumento de discriminación entre la sociedad mexicana.
Según el estudio, en 1984 la cantidad de personas con pobreza de patrimonio (“que se refiere a la insuficiencia del ingreso disponible para adquirir la canasta alimentaria y efectuar los gastos necesarios en salud, educación, vestido, vivienda y transporte, aun si se hiciera uso de todo el ingreso disponible en el hogar exclusivamente para la adquisición de estos bienes y servicios”) daba un total de 39 millones 775mil mil 673 personas, cifra que para 2012 se elevan a 61 millones 350 mil 435 personas.
Por otro lado, la distribución de la población también resulta un factor de discriminación puesto que hay profundas brechas entre las entidades más urbanizadas y las que cuentan con mayor actividad primaria como Oaxaca, Guerrero y Chiapas que tienen mayor cantidad de pobres y habitantes indígenas rurales, señala el documento.
En el caso de los indígenas, la pobreza no se enfoca sólo en estas regiones sino que se halla en todas las comunidades distribuidas a nivel nacional, presentando un 80% de pobreza en este subconjunto; otros grupos sociales afectados son la población menor de 18 años y las zonas de atención prioritarias de la Sedesol.
El documento señala que la legislación mexicana y gran parte de los estudios sobre discriminación muestran que las prácticas y actitudes discriminatorias tienen mayor incidencia entre las personas que se hallan en condición de pobreza.
“Los escenario descritos también sugieren que la discriminación tiende a reforzar las desigualdades que de por sí ya genera la pobreza, estableciendo barreras de exclusión o imponiendo desventajas inmerecidas por motivos distintos a los de la situación económica de las personas”, aclara el Dr. Ordoñez en su análisis.
El estudio cuantifica la pobreza según la disponibilidad de ingreso en las familias en un total de 44 mil 549 miembros de los 11 mil 483 hogares a los que la ENADIS hizo la encuesta, construyendo “‘umbrales’ de ingreso familiar per cápita que, en teoría, impedirían a los integrantes de un hogar cubrir sus necesidades y consumos básicos”, analizando el umbral de pobreza patrimonial obteniendo una línea de pobreza en 2 mil 127.27 pesos en la urbe y de 1 mil 428.60 pesos en el ámbito rural siendo estos los valores mensuales per cápita a precios corrientes.
Para el análisis de la discriminación se crearon dos índices de victimización, uno que mide el fenómeno desde el punto de vista de las percepciones sobre 14 características o singularidades de las personas que han motivado la obstrucción en el ejercicio de sus derechos y otro que lo valora desde la óptica de 17 experiencias concretas vividas por los entrevistados durante el año que se levantó.
Entre los resultados obtenidos, se tiene que “alrededor de la mitad de los mexicanos ha sentido que sus derechos no se han respetado en algún momento de su vida por lo menos en uno de los 14 motivos considerados en la encuesta”; en promedio, el 20 por ciento de los mexicanos ha percibido este tipo de discriminación “considerando el conjunto de atributos, siendo que se relaciona con la falta de dinero el que sobresale como la principal causa de victimización”.
“La pobreza es una condición que de manera sistemática atrae mayores niveles de discriminación”, y son las minorías sexuales las que mayormente resultan víctimas de tratos discriminatorios, en proporciones cercanas al 70 por ciento de la población; las minorías religiosas y étnicas se han enfrentado a tratos injustos por el hecho de serlo, no por la posible condición de pobreza, dice el documento
Las mayores tasas de discriminación, por encima del promedio, se presentan en el ámbito laboral en forma de maltratos y pagos por debajo de lo justo, en el acceso a servicios de salud y otros programas sociales, así como por medio de amenazas o ataques en la vía pública.
De los ocho grupos estudiados, de las personas con discapacidad el 36 por ciento ha sufrido algún tipo de discriminación, las minorías sexuales 28%, el personal doméstico 26%, la población joven 24%; por debajo de la media, el 21% de la mujeres ha sufrido discriminación, minorías étnicas 19%, y adultos mayores 17%.
El documento señala que “si bien la discriminación no se practica únicamente en condiciones de pobreza… cuando se combinan ambos fenómenos sus efectos tienden a escalar desigualdades, haciendo más difícil a las personas no solamente desarrollar capacidades y acceder o aprovechar oportunidades, sino también llevar una vida libre de violencia, rechazo y menosprecio”.
“En México la discriminación y pobreza mantienen una relación estrecha, cuya cercanía se acrecienta al interior de algunos grupos sociales” que presentan mayor vulnerabilidad.
Las minorías sexuales padecen tratos injustos en el trabajo y en acceso a servicios sociales, programas y lugares públicos, en el caso de las personas con discapacidad en situación de pobreza enfrentan exclusión a servicios médicos, educativos y a los beneficios de programas sociales así como escenarios de violencia, desprecio y exclusión.
El personal doméstico y las minorías étnicas y religiosas son otros subconjuntos que se ven afectados por la discriminación, ya sea por su condición de pobreza o por prejuicios construidos históricamente.
En el caso de las mujeres, los jóvenes y los adultos mayores “la pobreza como factor de discriminación es relativamente significativa”.
El documento concluye que es necesario complementar la investigación con un estudio cualitativo que “permita conocer más a fondo los procesos que dan lugar a actitudes y prácticas discriminatorias en condiciones de pobreza”, y cómo es que dicha combinación puede generar una escalada de desigualdades.

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