Salir a las calles ha sido y es una forma de manifestación que las mujeres hemos utilizado para hacer visibles las injusticias que vivimos día con día. Acción que se nos cuestiona y en algunos casos se nos recrimina.
En México, no existe un registro como tal de cuántas marchas feministas se han suscitado a lo largo de la historia. Un estudio de Comunicación e Información de la Mujer (Cimac) registró que, entre 2007 y 2017, ocurrieron al menos 124 movilizaciones feministas en la ciudad de México. Un parteaguas es la llamada “Primavera Violeta” del 24 de abril de 2016, la primera gran movilización nacional contra las violencias machistas, que tuvo acciones en al menos 25 ciudades mexicanas y que en la ciudad de México participaron alrededor de diez mil mujeres. A partir de esta fecha es que estas marchas han aumentado, así como también ha aumentado la participación de mujeres más jóvenes y vulnerables. La cúspide de este fenómeno la vivimos el año pasado, siendo las marchas del Día Internacional de la Mujer de 2020 #8M #VivasNosQueremos, que tuvieron un convocatoria nunca antes vista en el país.
Pero ¿por qué marchamos las mujeres en México? En primer lugar porque –aún- tenemos el derecho constitucional de tomar el espacio público y hacernos escuchar. En segundo lugar, porque a pesar que México ha tenido grandes avances en el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres, tanto a nivel institucional como nivel normativo, en la práctica esta normativa no se aplica, por ende las mujeres no nos sentimos escuchadas, ni en las procuradurías, ni en las instancias administrativas, ni por la sociedad.
Dentro de los derechos que reclamamos se proclama el cese de todo tipo de violencia contra las mujeres. El aumento de feminicidios ha sido la razón principal de la movilización feminista en los últimos años, problema que es cada vez más visible y persistente en distintas regiones del país. Problema que no ha cesado aún en tiempos de confiamiento, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública de enero a diciembre de 2020 fueron registrados 939 feminicidios en México, lo que refleja que la violencia contra las mujeres no ha disminuido. En este mismo reporte se registraron 54,348 casos de delitos contra la libertad y la seguridad sexual tales como abuso, acoso y hostigamiento sexual, violación, y otros delitos que atentan contra la libertad y la seguridad sexual, que en su mayoría son cometidos contra las mujeres.
Y aunque como lo dijimos, existen las instancias y normativa judicial para sancionar estos hechos, las mujeres no denunciamos los actos de violencia en nuestra contra, uno por la ineficiencia existente en el proceso, además por miedo a las represalias que puede haber en nuestra contra, así como a la revictimización de la que podemos ser objeto al momento de realizar la denuncia.
Es por eso que ante la falta de empatía social, las mujeres salimos a las calles a reclamar nuestros derechos, para no ser las próximas violentadas, para saber que no estamos solas en nuestra lucha. Lo hicimos de forma pacífica, y ahora nos atrevimos a ir un poco más allá pintando muros, quebrando vidrios, arriesgándonos a ser tachadas de violentas tal como los medios de comunicación y algunas autoridades nos quieren mostrar.
Las marchas incomodan a algunos, y les incomoda más cuando somos las mujeres quienes nos atrevimos a salir del hogar, desatendiendo los asuntos del ámbito privado que según los estigmas sociales nos corresponden atender. Pese a ello, este movimiento día a día cobra más fuerza, así mañana domingo, en diversas ciudades de México mujeres saldremos a las calles una vez más a reclamar nuestro derecho a vivir libres de violencia, pese al confinamiento, pese a que se nos llame “concepto importado”.
Isabel C. Sánchez Rodríguez
El Colegio de la Frontera Norte