El 17 de junio es día mundial contra la desertificación y la sequía, cuyo objetivo es sensibilizar a la población sobre los esfuerzos que se han hecho contra estos dos fenómenos, sobre todo concientizar sobre los daños que causamos al espacio de tierra que habitamos y que sin duda están ligados a procesos macro ambientales del planeta pues la degradación del suelo está afectado a 1500 millones de personas del mundo, según lo indica la Asamblea General de las Naciones Unidades.
Este año el lema que se utilizó para tal efecto es “el futuro de la gestión de tierras”, ya que se considera que cada segundo se degrada un área equivalente a cuatro campos de fútbol, lo que representa algo así como 100 millones de hectáreas cada año, es decir, el territorio de Egipto (FAO, 2024). Por lo que se espera, que para el 2030 o sea en 6 años, si no logramos cumplir los compromisos mundiales de restaurar 1000 millones de hectáreas de tierras degradadas el daño ambiental a nivel mundial va a ser irreversible.
Alguien de ustedes se preguntará ¿por qué el celebrar la gestión de tierra? En primer lugar, porque es la superficie sobre la que están construidas nuestras ciudades, es donde habitamos, además la tierra es el suelo donde crecen los cultivos que nos alimentan y el lugar donde habitan otros seres con los que compartimos el planeta como plantas y animales. A lo que se suma que la tierra es la esponja natural que absorbe el agua; es el espacio abierto donde se realizan millones de micro y macro interacciones entre organismos; es el sistema de enfriamiento de la atmosfera; y es el sitio donde se dan los ciclos biogeoquímicos del planeta. Así, sin duda alguna la tierra será el único legado para las generaciones futuras, tal como los indican Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS).
Antes de continuar es importante saber ¿Cuál es la situación del mundo y del norte de México, en materia de desertificación y sequía? En caso del mundo se sabe que se está degradando hasta el 40 de la superficie del planeta, lo cual es grave si se piensa que en el suelo del planeta se producen el 95% de los alimentos, materias primas para cobijo, trabajo y otros medios de subsistencia que precisamente nos permite enfrentar la sequía, inundaciones e incendios forestales (ONU,2024) y que por cierto van a ser recurrente por cambio climático (CC). A lo anterior, se añade las presiones extremas que ha llevado en cadena a las degradaciones, desertificación y por ende sequía local y nacional que está provocando una aceleración de esto procesos e incluso están llevado a un incremento en la mortalidad de flora y fauna, así como migración forzada y el desplazamiento de personas.
En caso de México y en específico de los estados del norte del país, acorde a los datos de Comisión Nacional del Agua (Conagua) y el Sistema meteorológico Nacional (SMN) los estados de Baja California Sur y Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León , Sonora y Tamaulipas, presentarán sequía excepcional y sequía extrema (1er trimestre 2024) que es causado por CC, que a su vez sequías extremas, aumento de temperatura, variabilidad climática natural, a lo que se suma la deforestación, sobreexplotación de recursos hídricos y gestión deficiente del agua, entre otros tantas acciones humanas que tienen consecuencias económicas, sociales, sanitarias y ambientales catastróficas.
Bajo el panorama descrito, vuelvo a la pregunta inicial ¿Podemos celebrar el día mundial de desertificación y sequía? y agrego ¿podemos hacer algo desde nuestras trincheras para celebrarlo?
María Eugenia González Ávila
El Colegio de la Frontera Norte
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