Corredor fronterizo: Mujeres y ciencia en México

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Opinión de Jesús Rubio Campos Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

martes 6 de febrero de 2018

Fui invitado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de la ONU y la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT) de Chile a la doceava edición del congreso Gender Summit que se llevó a cabo en la ciudad de Santiago de Chile recientemente.

El Gender Summit es una plataforma internacional para el diálogo donde investigadores y representantes de la academia, el gobierno, la empresa y la sociedad civil analizan nueva evidencia sobre cómo la desigualdad de género impacta en los resultados y soluciones de la ciencia y la tecnología. El propósito es hacer de la igualdad de género en investigación e innovación un elemento principal del quehacer y la calidad de la actividad científica.

Al evento asistieron representantes de los ministerios y consejos de ciencia y tecnología de varios países de América Latina, así como de universidades. Se abordaron los retos que enfrentan las niñas, jovencitas y mujeres para acceder y desarrollarse en carreras relacionadas con la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas o STEM por sus siglas en inglés. Asimismo, se compartieron las políticas púbicas, programas y acciones que el gobierno y diversas instituciones realizan para que ellas tengan un mejor desarrollo en estas áreas.

Para el caso mexicano, la ponencia que un servidor presentó fue realizada en conjunto con la Dra. Mónica Chávez de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Se encontró que existe una segregación horizontal por sexo según las áreas de estudio e investigación de las mujeres, siendo menor su participación en la ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas. Además, existe una participación de la mujer muy por debajo del promedio para América Latina en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y una segregación vertical en el asenso como investigadoras a los más altos niveles del SNI en las áreas STEM, con índices de fuga muy por encima de sus contrapartes varones en todas las áreas, es decir, entran pocas y ascienden cada vez menos.

Si se toman en consideración las cifras de los investigadores en México que pertenecen al SNI al 2017, hay 27 186 en total, de los cuales solo el 36.6 % son mujeres. Esto representa un avance con respecto de años pasados, pues de acuerdo con informes del mismo CONACYT, en 1991 las mujeres representaban el 21 % del total de los miembros del SNI, para pasar al 28.6 % en el 2001, al 33.6 % en 2011 y 35 % en 2014. Sin embargo, aunque este indicador ha mejorado en 15 puntos en dicho período, aún está lejos de llegar a la igualdad.

México está aún por debajo del promedio de los países de Latinoamérica. Según la UNESCO (2015), sólo el 29 % de los investigadores en el mundo son mujeres, siendo América Latina y el Caribe la región con este indicador más alto, 45 % y la más baja Asia con 23 %.

Por otro lado, la participación de la mujer en la producción de patentes en México se encuentra invisibilizada en los informes del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, el IMPI y es urgente que lo corrijan.

Así, los retos para que las niñas, jovencitas y mujeres puedan desarrollarse como científicas en México aún son muchos. Aunque existen intenciones manifestadas en programas y leyes dirigidas a balancear la participación de la mujer en la ciencia en México, éstas son apenas incipientes y no señalan responsabilidades y acciones precisas a todos los actores involucrados, ni presupuesto para llevarlas a cabo, existiendo factores estructurales que requieren de una intervención de política pública transversal.

Dr. Jesús Rubio Campos

El Colegio de la Frontera Norte