[:es]De El Colef: Celebraciones de mayo, celebraciones violentas[:]

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Opinión de Artemisa López León Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 17 de mayo de 2017

[:es] La primera quincena de mayo está llena de fechas conmemorativas. El 1º de mayo, es el día internacional de los trabajadores; el 5 recordamos que en la batalla de Puebla triunfaron los mexicanos sobre los franceses que persistían en su intensión de invadir el país; el 10 festejamos a las madres mexicanas; y el 15 se reconoce la labor de los maestros.

Particularmente, los días 10 y 15 de mayo se celebran con gran regocijo. Son días para recordar y honrar a quienes juegan un papel crucial, como formadores de nuestras vidas, sobre todo durante esa etapa temprana, esa que está llena de sueños, esperanzas e inquietudes y que, más adelante, serán fundamental para ir definiendo quiénes somos y cómo actuamos.

Este año, la quincena de las celebraciones ha sido particularmente adversa y no me refiero a los plantones y manifestaciones tan característicos del 1º y 15 de mayo, cuando cientos o miles de obreros y maestros, manifiestan su descontento con la situación laboral imperante que se ha agravado por las reformas hechas a diversas leyes, durante el actual sexenio.

Este año, el día de la madre y el día del maestro permanecerán largo tiempo en la memoria colectiva porque, en ambas fechas, la narcoviolencia ha vuelto a marcar un hito en la historia reciente de este país.

Lejos de terminar o contener la violencia asociada al narcotráfico, esta no sólo se ha agravado en las zonas fronterizas: se han vuelto a encontrar en Tijuana cuerpos con narcomensajes y en Reynosa han sido constantes los narcobloqueos e incendios, sin mencionar que se han encontrado túneles y escondrijos en la penitenciaría de esa ciudad tamaulipeca.

La narcoviolencia también está extendiéndose a gran velocidad hacia el sur del país, como lo evidencian las narcofosas que se encontraron en Morelos, las ejecuciones en Cancún o los enfrentamientos entre las fuerzas armadas y los huachicoleros de Puebla.

En medio de este clima de narcoviolencia que impera en todo México, serán simbólicos los días 10 y 15 de mayo de 2017.

El día de las madres fue asesinada Miriam Elizabeth Rodríguez, una mujer que buscó sin descanso a Karen Alejandra, su hija desaparecida, y logró encontrar e identificar sus restos en una fosa clandestina. El 10 de mayo, Miriam fue asesinada a las puertas de su casa, en San Fernando, ese municipio tamaulipeco que se volvió fatalmente famoso por las decenas de cuerpos que fueron encontrados en narcofosas, durante 2011.

También será simbólico el 15 de mayo, porque ese día fueron recordados los cinco maestros de Sinaloa que fueron asesinados, días antes, en distintos lugares y de manera violenta.

El 15 de mayo de 2017, el reconocido escritor y periodista sinaloense, Javier Valdez Cárdenas, fiel a su compromiso con la verdad y los temas de actualidad, escribió sobre la protesta del magisterio sinaloense. Esa fue la última nota que redactó antes de ser asesinado.

Javier Valdéz Cárdenas dedicó su vida a informar sobre el narcotráfico en su región –como periodista y corresponsal del periódico La Jornada- y tuvo la valentía de fundar el Semanario Riodoce, un importante medio periodístico que no ha dejado de dar cuenta del narcotráfico. Javier Valdéz fue asesinado a las afueras de Riodoce.

La muerte de Javier Valdéz no puede ser más simbólica; su último trabajo periodístico muestra que seguiría dando cuenta de la lucha del magisterio de su tierra, ya fuera como protesta o como denuncia por los asesinatos violentos al gremio.

La muerte de Javier Valdéz no puede ser más simbólica, pues se perpetró semanas después de que asesinaran, en Chihuahua, a Miroslava Breach Velducea -otra colaboradora del periódico La Jornada-.

La muerte de Javier Valdéz no puede ser más simbólica, pues ocurrió dos días después de que un centenar de hombres armados emboscaran a siete periodistas en San Miguel Totolapan, Guerrero; una “plaza” fuertemente disputada por los cárteles, según dicen los medios de información, por su relevancia como parte del corredor minero y la siembra de amapola.

La muerte de Javier Valdéz no puede ser más simbólica, porque es parte de una oleada de ataques a los periodistas y fue perpetrada tres semanas antes de que se conmemore el día de la libertad de expresión.

La primera quincena de mayo debería quedar grabada en nuestra memoria, como un recordatorio de que, en el México del siglo XXI, los cárteles de la droga, están dispuestos a todo, con tal de que su mensaje sea contundente; no importa si los muertos son madres, maestros o periodistas.

Los hechos ocurridos en la última semana nos muestran que así seguiremos, mientras no seamos capaces de revertir la situación imperante y de exigir a nuestras autoridades que rediseñen la política actual de combate al narcotráfico, porque la violencia no ha logrado prevenirse, ni contenerse, sigue en ascenso.

Los periodistas del país, lejos de amedrentarse por los ataques, han decidido alzar la voz y lo han hecho de la manera más atípica: con el silencio; Animal Político ha marcado la pauta con el paro de información que puede seguirse con el hashtag #UnDiaSinPeriodismo.

A veces guardar silencio, es la mejor manera de hacerse escuchar y en México es urgente que nos atrevamos a hacer algo distinto, para lograr un cambio de fondo, si no queremos que nuestras fechas conmemorativas, se vuelvan fechas para guardar un minuto de silencio.

Artemisa López León
El Colegio de la Frontera Norte sede Matamoros
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