En México tenemos una larga historia de eventos dolorosos que dejan al descubierto no solo la crueldad humana, sino también la omisión, impunidad y en ocasiones la asociación de autoridades con grupos delictivos. Las fosas con restos humanos, localizadas por todo el país, son ejemplo de ello.
Cientos de personas desaparecidas y sus familias, algunas identificadas con el paso de los años y otras no, han transitado un largo camino de abandono y olvido. Porque además de la muerte está la ausencia de justicia y, porque después de la muerte, es imperioso identificar a las víctimas. La violación permanente de derechos humanos es evidente por la omisión de autoridades en el desempeño de su obligación para garantizar que estos hechos no ocurran, y su tarea de detener y juzgar a las personas involucradas.
Basta recordar que han pasado casi 15 años desde la matanza de 72 personas migrantes ocurrida en San Fernando, Tamaulipas, y 14 años del hallazgo de 193 cuerpos en fosas localizadas en el mismo municipio, y no fue sino hasta mayo de 2022 cuando se emitió sentencia a 18 personas participantes en el caso, aunque no las cabezas que instigaron los asesinatos. Recientemente, en enero de 2025, se dictaron tres sentencias más para integrantes del grupo delictivo los Z que directamente estuvieron involucrados en los crímenes. En tanto, los hermanos Treviño Morales, cabezas de ese grupo criminal, recién entregados en febrero a Estados Unidos por parte del Gobierno mexicano, se declararon no culpables de esos hechos.
Pero como en San Fernando se presume que entre los miles de restos humanos encontrados en fosas clandestinas por todo el país, desde Veracruz a Jalisco o desde Oaxaca a San Luis Potosí, hay personas migrantes nacionales y extranjeros que no dejaron rastro, salvo la desafortunada coincidencia de transitar por las rutas empleadas por las personas migrantes.
Según el “Informe sobre fosas clandestinas y registro nacional de personas desaparecidas o no localizadas” (https://repositorio.colmex.mx/concern/books/9c67wn818?locale=es) de la Comisión Nacional de Búsqueda, entre los años 2006 y hasta el 31 de diciembre de 2019 se habían encontrado 3 mil 631 fosas en todo el país. Veracruz y Tamaulipas fueron las entidades donde mayor número de fosas han sido localizadas, 432 y 440, respectivamente. No es casualidad que se trate de dos entidades que forman parte de la ruta del Golfo para quienes transitan por México desde su frontera sur y hasta la frontera norte.
Sin embargo, el trabajo mayor lo han hecho las familias buscadoras, quienes a base de su indagación constante se han encargado, en muchos casos, no solo de localizar las fosas, sino también de empujar la creación de mecanismos que ayuden a identificar a las víctimas migrantes.
En el año 2021, por ejemplo, se firmó el acuerdo para la creación de una Mesa de Búsqueda de Personas Migrantes Desaparecidas, dentro del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas (SNBP); y más importante aún, se ha procurado sumar a otras instancias, grupos o asociaciones para colaborar conjuntamente en la identificación de personas migrantes desaparecidas o no localizadas. Ahí están los bancos de datos forenses de migrantes no localizados de Honduras y de El Salvador, o la comisión forense creada específicamente para la identificación de los restos hallados en San Fernando (2010 y 2011), Tamaulipas, y en Cadereyta (2012), Nuevo León. Sin embargo, restos humanos han sido encontrados en todo el país a lo largo de los últimos 19 años.
Irónicamente cuando una nueva fosa es encontrada surge también la esperanza en las madres y familias buscadoras de encontrar a sus hijas e hijos. De ahí la importancia de que las investigaciones se realicen con pulcritud en cuanto a identificar a probables personas responsables, pero también en cuanto al registro e identificación de los restos humanos. Si la dignidad es inherente a la condición humana, hagamos válido ese valor a las personas allí localizadas.
Blanca Delia Vázquez Delgado
El Colegio de la Frontera Norte, Unidad Monterrey
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Este artículo fue originalmente publicado en Milenio: https://www.milenio.com/opinion/varios-autores/corredor-fronterizo/de-fosas-y-migrantes-desaparecidos