Desafortunado primer aniversario

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Opinión de Gustavo Vázquez Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 4 de marzo de 2021

Después que se detectara el primer caso del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 en México, hoy nos enfrentamos a una dinámica de vida en sociedad complemente distinta a la de aquel 27 de enero de 2020. Desde esa fecha, este virus no tardó en propagarse por todo el país y aumentar exponencialmente los casos, alcanzando hasta hoy más de 2 millones de contagios confirmados.

Días más tarde, de transitar libremente por ciudades, calles y comercios, vinieron las restricciones y el pánico colectivo. Los supermercados lucían con anaqueles vacíos por la compra de desinfectantes, cubrebocas, guantes, agua y cualquier otro artículo de primera necesidad. Los protocolos de higiene y seguridad se hicieron presentes en nuestras vidas. “Quédate en casa” y la “Sana distancia” se volvieron un discurso diario en redes sociales, internet, radio y televisión, acompañado de tensión y estrés, en gran medida producidos por el desconocimiento sobre la enfermedad.

Viajes, planes y eventos se pospusieron, pensando que pronto se restablecerían las actividades; posteriormente muchos fueron cancelados al no haber condiciones para reactivarlos. Con todo esto, la incertidumbre económica por la paralización de ciertos sectores considerados no prioritarios, llevó al cierre de pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, fue la oportunidad para otras adaptarse a las condiciones y potencializar sus ventas, siendo el servicio a domicilio y las compras en línea a través de aplicaciones digitales como Netflix, Amazon, Mercado Libre, DidiFood, UberEats, la nueva forma de adquirir un producto o servicio.

La educación tomó otro rumbo, los salones de clases pasaron a ser virtuales a partir de la utilización de herramientas digitales desde casa; las sesiones en televisión abierta se basaron en la exposición de los programas de estudio, así como el reforzamiento en las operaciones matemáticas y de lectoescritura; con esto, las áreas rurales fueron las más afectadas, en gran medida por el limitado acceso a un dispositivo con conexión a internet. Además, se adoptó el trabajo en casa.

Con el paso de la pandemia, la vivienda cobró otro sentido, de ser un lugar de habitación, se convirtió en oficina, salón de clases y gimnasio. Muchas personas en el país se adaptaron a las nuevas condiciones y dinámicas de vida, lo cierto es que otras no tanto y esta pandemia ha sido un verdadero calvario. Las dificultades económicas, derivadas en gran medida por el desempleo se hicieron presentes por el pago de deudas, créditos, servicios básicos, renta, hasta para la adquisición de alimentos. De acuerdo con la Encuesta sobre covid-19 y Mercado Laboral de Inegi, a julio de 2020 cerca del 30% de la población encuestada perdió su trabajo por el covid-19 y en más del 60% disminuyó el ingreso. En ese mismo sentido, 7 de cada 10 encuestados manifestaron la necesidad de salir de casa por motivos laborales, es decir, para cumplir con dos condiciones básicas para la subsistencia: el trabajo y la alimentación.

Continuaba el confinamiento y con ello se dejaron ver otras problemáticas al interior de la vivienda, por ejemplo, la violencia de género. Tan solo en Nuevo León se incrementaron 35% los delitos contra las mujeres y se registró un aumento de tres a cinco denuncias diarias, lo anterior de acuerdo con el Instituto Estatal de las Mujeres y la Fiscalía Especializada en Feminicidios.

A finales del año pasado, las soluciones se vislumbraban, comenzó la aplicación de la vacuna e inició con el personal médico y hasta hace algunos días con los adultos mayores que radican en zonas apartadas del núcleo urbano. Decisión justificada a partir de una supuesta justicia social, sin tomar en cuenta un análisis evidente de la concentración del virus en zonas urbanas de México, en donde se reúnen cerca de 12 millones de personas de más de 60 años en un contexto con las condiciones descritas anteriormente.

En un estudio realizado por el Grupo Técnico Asesor de Vacunación Covid-19, recomendaron la priorización por grupos esenciales, como la aplicada hasta el momento, sin embargo, no quedan claros en la Estrategia Nacional de Vacunación los criterios de distribución geográfica de la población, ni de incidencia territorial de la enfermedad. Con razones un tanto políticas, pareciera la promoción del gobierno federal a través de brigadas, con la participación de 30 mil “servidores de la nación” adscritos a la Secretaría de Bienestar.

Este desafortunado primer aniversario de la llegada del coronavirus a México, me permite recapitular los puntos de inflexión que esta pandemia nos ha dejado. Me gustaría además recordar a las más de 182 mil personas que perdieron la batalla hasta hoy con este virus sigiloso, muchos en el silencio de la soledad. Sigamos cuidando de todos y todas, espero no pase otro aniversario de esta enfermedad sin poder vernos de cerca. 

Gustavo A. Vázquez Martínez

El Colegio de la Frontera Norte

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