El bono demográfico es un fenómeno que se da cuando el volumen de la población en edad de trabajar, que se ubica entre 14 y 59 años, supera a la población dependiente (niños y ancianos). Una mayor proporción de población en edad productiva representa menor carga para la sociedad y también es la que ayuda a impulsar el crecimiento económico, pues al estar trabajando genera productos, ingresos y acumulación de capital. Sin embargo, para que el bono demográfico se traduzca en un beneficio real, es necesario que en este breve periodo de tiempo se incremente la inversión educativa, se mejore el capital humano sobre todo de los jóvenes, pues en ellos se encuentra el mayor potencial de desarrollo.
En México y en muchas partes del mundo, el bono demográfico no es plenamente aprovechado como la oportunidad para desarrollar el capital humano y potenciar el crecimiento.
Al menos en el caso de nuestro país, mucha de la población joven, de entre 15 y 24 años de edad, migra hacia los Estados Unidos en busca de empleos y los que se quedan son los que mayores dificultades enfrentan para encontrar empleos.
La educación que siempre es utilizada como garantía para lograr un mejor empleo se ha convertido en la gran desilusión para millones de jóvenes egresados de carreras técnicas y superiores que no encuentran trabajo o que si lo encuentran, es en un área diferente a la de su formación. Mucho de nuestro bono demográfico es desperdiciado realizando trabajos poco calificados o bajo condiciones laborales injustas, con ello la sociedad se priva de su potencial real y talento. Casi siempre en las estadísticas de desempleo a quienes les va peor es a los trabajadores de 14 años y más con educación media y superior que al resto de la población.
Por ejemplo en lo que va de 2012, para este grupo, la tasa de desempleo es de 6.1 por ciento versus la tasa general de 5.1 por ciento. Los jóvenes de 15 a 24 años enfrentan una tasa de desempleo mayor de 9.8 por ciento.
Aun así México está mejor que algunos países desarrollados.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, mientras España tiene una tasa general de desempleo de 24.3 por ciento, para los jóvenes de 15 a 24 años es de 48 por ciento.
Es decir, casi cinco de cada diez jóvenes que buscan trabajo se encuentran desempleados, en México es uno de cada diez jóvenes.
A diferencia de aquellos países europeos, México todavía cuenta con algunos años más para aprovechar su bono demográfico. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe estima que esta ventana de oportunidad llegará a su fin a principios de la década de 2020, para pasar a una etapa donde la tendencia se revertirá, es decir, la población dependiente empezará a aumentar más que la población productiva.
Es requisito urgente mayor inversión en capital humano, sobre todo que los jóvenes tengan oportunidades de tener empleos bien remunerados, pues esto garantizará el financiamiento del gasto futuro.
Dra. Belem Vásquez Galán
El Colegio de la Frontera Norte