El día de ayer, 1 de mayo, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, ante cien líderes sindicales, les expresó: “promesa cumplida con los trabajadores”, refiriéndose al cumplimiento de distintos aspectos a los que se había comprometido para el mejoramiento laboral, como sería el incremento del salario mínimo más allá del doble; la garantía del voto individual y libre para los trabajadores para elegir a su sindicato y validar su contrato colectivo, el respeto al derecho a huelga y que el gobierno ya no se meta en asuntos sindicales, (https://www.eluniversal.com.mx/nacion/mision-cumplida-amlo-afirma-que-en-su-sexenio-se-han-logrado-revertir-las-tendencias-antiobreras/). El presidente expresó en su discurso que este logro se llevó a cabo con el apoyo y el acompañamiento de los trabajadores. Desde un análisis más detallado, la declaración me parece superficial y apresurada. Particularmente, cuando hay diversos hechos que lo cuestionan, y que arranca desde la misma reunión de celebración de este mejoramiento laboral, que se celebró el día de ayer. En primer lugar, la reunión fue con un selecto grupo de líderes sindicales, muchos de ellos representantes de las grandes centrales tradicionales, como la CROC; llamó la atención la ausencia del líder cetemista; de las nuevas centrales que han adquirido mayor importancia como la CATEM, y de representantes de ramas clave, como los mineros o los telefonistas. Una parte importante de estos líderes con cargo político. Entonces, los que estuvieron con el Presidente no fueron los trabajadores de a pie, los que lo acompañaron para la realización de este mejoramiento, sino la cúpula sindical, como fue en otras administraciones presidenciales; segundo, en esa mesa de convivencia no estuvieron los dirigentes de los sindicatos independientes más emblemáticos, que surgieron recientemente, como sería la lideresa de SINTIIA, o los representantes de la Liga Sindical Obrera Mexicana, al menos no fueron reseñados en las notas periodísticas que se publicaron, una honrosa excepción la constituyeron algunas miembros del Sindicato de Trabajadoras del Hogar. Finalmente, asociar en el discurso presidencial a los trabajadores con la pobreza, al decir que “los pobres no traicionan”, refiriéndose a los trabajadores, preserva la idea de asociar al trabajador con la precariedad y como apoyador de las políticas gubernamentales, desconociendo, con ello, su capacidad de cuestionamiento o disidencia a las decisiones gubernamentales si las consideran no adecuadas. Las demandas exhibidas ayer, en las escasas marchas que se dieron en el país, muestran que aún existe el cuestionamiento laboral y persisten muchas demandas laborales por ser atendidas, como serían: el mejoramiento salarial, dado la pérdida del poder adquisitivo; la estabilidad laboral en los empleos gubernamentales; la disminución de la jornada laboral, seguridad y certidumbre ante la jubilación y los fondos de retiro. Incluso algunos trabajadores como los de Zacatecas y Guerrero exigieron a sus gobernantes el cese de la violencia en su estado y que ha alcanzado a algunos mediante la extorsión.
Particularmente, creo que el mejoramiento laboral, al menos en tres aspectos centrales que se habían previsto al inicio de la presente administración, no se alcanzó, por los siguientes motivos. Primero, cuantitativamente subió el salario, sin embargo, el no control de precios ha llevado a que siga siendo insuficiente para cubrir la canasta básica (https://www.udg.mx/es/noticia/pese-al-aumento-en-2024-salario-minimo-es-insuficiente-para-cubrir-canasta-basica-aseguran#:~:text=Este%20a%C3%B1o%2C%20el%20salario%20m%C3%ADnimo,la%20totalidad%20de%20los%20productos), segundo, porque siguen existiendo las brechas salariales entre el norte y el sur, que ha llevado a que el centro, particularmente la zona del Bajío, o algunas regiones de Nuevo León, estén recibiendo mayor inversión que los estados del norte y particularmente la frontera que podría considerarse cara por tener salarios más altos. Finalmente, en algunas de estas ciudades, en donde ya se ganaba más antes del incremento gubernamental, se moderaron los incrementos salariales, dado que ya ganaban lo que estableció el gobierno, es decir, se inhibió su mejoramiento.
Segundo, en cuanto a la democracia sindical, en lugar de favorecer la sindicalización, se percibe un debilitamiento. Porque si bien favoreció el surgimiento de algunos sindicatos independientes, sobretodo vinculados a la rama automotriz, también favoreció a varios sindicatos y centrales oportunistas, que no han probado grandes cambios y beneficio para los trabajadores, que solo han prometido beneficios económicos a los trabajadores para lograr la constancia de representatividad pero que sus contratos colectivos han mantenido un contenido importante de protección hacia la empresas (en algunos casos, estaríamos asistiendo a un sindicalismo neoproteccionista); tercero, el beneficio de poder sindicalizarse sigue siendo un privilegio para unos cuantos, los que tienen un trabajo formal, para más del 50% de los trabajadores mexicanos que laboran en la informalidad, el derecho a sindicalizarse resulta algo inalcanzable y los sindicatos de todas sus variantes no manifiestan ningún interés de tener una propuesta que pueda atender a estos trabajadores, cuando en otros países, como India, algunos trabajadores informales ya se lograron sindicalizar. Finalmente, en lugar de fortalecerse como clase, con la apertura a poder sindicalizar en cualquier localidad, en cualquier rama, se abrió la puerta a la pulverización sindical en lugar de fortalecimiento como grupo trabajador.
Tercer aspecto, y el más preocupante, la autonomía sindical a la que se aspiraba no llegó porque algunos líderes, en especial los cercanos al poder político, volvieron a enlazarse al partido en el poder, con su complacencia. La vinculación fue, a la más vieja usanza del corporativismo, mediante el ofrecimiento del voto de sus agremiados a los candidatos oficiales, como fue el caso de Pedro Haces que ofreció 7 siete millones de votos a la candidata de Morena (https://animalpolitico.com/politica/catem-sheinbaum-pedro-haces-apoyo-sindicatos), pasando por encima de la libertad de elección de los trabajadores. Ayer no fue la excepción, varios dirigentes, de importantes gremios, como los electricistas, ofrecieron su voto por la candidata oficial, (https://www.lavozdelafrontera.com.mx/elecciones-2024/lideres-sindicales-respaldan-a-claudia-sheinbaum-11849640.html. Así pues, no solo parece ser cuestionable el cumplimiento de las promesas a los trabajadores, sino que en lugar de haber terminado con el maridaje sindicato-estado, se asiste al resurgimiento de lo que podría denominarse un neocorporativismo entre cúpulas sindicales y gobierno, alianza en la cual la voz del trabajador común continuará ausente.
Cirila Quintero Ramírez
El Colegio de la Frontera Norte
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