Guarderías en maquiladoras: Del pago de la deuda histórica a “te echan al DIF”

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Opinión de Cirila Quintero Ramírez Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 16 de enero de 2025

El 15 de enero, la Presidenta Claudia Scheinbaum anunció el arranque del programa de estancias infantiles para madres y padres trabajadores, denominado: Centros Educativos de Cuidado Infantil (CECI). El programa arranco, simbólicamente, en Ciudad Juárez, en donde laboran miles de mujeres en la industria maquiladora. Desde su campaña, Scheinbaum mencionó que la creación de guarderías sería saldar una deuda histórica que se tenía con las mujeres de la maquila. Una deuda que el Estado mexicano, y el sector empresarial, arrastra con las abuelas, madres e hijas de una industria que este año cumplirá 60 años, por lo que el proyecto resulta bastante pertinente, pero el programa ¿realmente saldará esta deuda histórica con estas mujeres y otras tantas mujeres más que trabajan? Desde mi experiencia como analista de la situación laboral y social de las mujeres en la maquila, ya casi por cuatro décadas, y de mi colaboración en el proyecto “Políticas de cuidado infantil, trabajo y género: la privatización de los cuidados en las familias mexicanos en tiempos de austeridad”, proyecto CONAHCYT, coordinado por la Dra. Silvia López, en donde participe con el estudio del impacto del cierre que tuvieron las estancias SEDESOL en las mujeres trabajadoras de Matamoros, considero que el programa de los CECIs tienen  pocas expectativas de saldar la deuda histórica con las mujeres, no solo de la maquila, sino de todas las madres mexicanas. Especialmente, porque el programa sigue presentando varias limitantes que afectaran su alcance. A continuación, enuncio alguna de ellas. 

El cuidado de la primera infancia constituye una piedra angular para el desarrollo de una sociedad, es en esta etapa en donde se siembran los hábitos de vida, educacionales y sociales de los niños que condicionaran su adultez, los modelos educacionales de los países desarrollados marcan esta etapa como central de ahí la cobertura de las necesidades básicas y de desarrollo integral del desarrollo de los niños desde que nacen hasta los 18 años, en México, estamos a años luz de esta cobertura total de los niños de primera infancia, la pobreza y sobre todo la desigualdad, mantiene en la desatención, de todo tipo, a millones de niños en todo el territorio nacional.  Una política pública del cuidado de la primera infancia debería partir de una diagnóstico social y laboral  que guarda este grupo etario en el país, y para ello, el gobierno debió recuperar los estudios de analistas y expert@s en el tema, como lo hizo el gobierno de Uruguay,  y construir con estos insumos una política pública integral para la niñez mexicana, que contemplara desde el nacimiento hasta la adultez, en donde los programas a la primera infancia serían el primer paso. Esta política debería ser universal y no sectorial, dado que como se presenta excluye desde el inicio a una gran cantidad de usuarias, por ejemplos las que están en la economía informal, de manera que solo un selecto grupo accederá a este servicio, principalmente las relacionadas con el mercado laboral formal.  Se marcan la creación de una minoría de centros para esta población sin seguridad social.

Segundo, el programa debería buscar la atención de un porcentaje importante de la población con necesidad de este cuidado. En 2024, se estimaba que existían más de 12 millones de niñas y niños de 0 a 5 años en nuestro país, lo que equivale a 10% de la población. De eso niños y niñas, el 48.1% vive en situación de pobreza y de pobreza extrema se sitúa en 11.6 por ciento, y de acuerdo a la Encuesta Nacional del Sistema de Cuidados (Enasic), en 2022, sólo 44% de estos niños asistían a educación inicial, 6.8 millones carecen de estos servicios.  Se ha anunciado que se construirán 12 centros ubicados en Ciudad Juárez, mediante los que se pretende atender a 18,000 menores, hijos de una población femenina de 120,000 trabajadoras, las cifras hablan por si solas, la propuesta es solo una aspirina para un padecimiento endémico en cuanto a seguridad social de la niñez mexicana.  

Tercero, la asociación de estos centros de cuidado al Seguro Social hace más cuestionable el proyecto, porque de acuerdo, a los resultado obtenidos en el  Proyecto de Cuidado infantil, enunciado al inicio de este artículo, las guarderías del IMSS están en crisis, y varias de ellas, al menos en Matamoros, cerraron por falta de presupuesto, y carencias en su infraestructura. Mencionar que el IMSS manejara integralmente parte de estas guarderías, pone en tela de juicio su funcionamiento adecuado primero por el recorte presupuestal que sufrió el IMSS, la inclusión del IMSS bienestar, y porque según la información que ha circulado, los  CECIs, no cuentan con un presupuesto etiquetado, (https://animalpolitico.com/genero-y-diversidad/presupuesto-estancias-infantiles-2025#google_vignette), un proyecto sin presupuesto asignado es un proyecto sin futuro. La misma situación aconteció con el Sistema Nacional de Cuidados aprobado por los diputados en el 2024 pero sin presupuesto alguno, (https://politica.expansion.mx/congreso/2024/03/12/diputados-aprueban-concepto-de-sistema-nacional-de-cuidados-pero-con-cero-pesos). El decreto de leyes sin elementos que garanticen debidamente su implementación no soluciona problemas, aunque parezca hacerlo. 

Cuarto, aparte del diagnóstico en el que debería descansar un programa para la primera infancia, debería recuperar aciertos y desaciertos en los programas que se han implementado para recuperar experiencias exitosas que podría replicarse y lo que podría corregirse, esto se realiza a través de una evaluación objetiva, y no desde descalificaciones políticas. En este aspecto habría que rescatar dos aspectos, primero, se ha mencionado que estos centros abandonan el modelo de “guarderías”, es decir del simple cuidado físico de los infantes, y va más allá de otros modelos como las estancias infantiles SEDESOL, asociadas al presidente Calderón, pero que tienen una historia más amplia desde los años noventa. Nuevamente, entre los resultados del proyecto de Cuidado, se encontró que el Proyecto SEDESOL, delineado y supervisado por el gobierno, contemplaba esta integralidad de la atención al niño: física, de salud, educacionales e incluso aptitudinales, e incluso la atención a niños con capacidades diferentes. Al cerrar las estancias SEDESOL, creadas para atender a población no usuaria del IMSS, se perdió la atención alimentaria, educativa y emocional que se daba a niños de miles de madres trabajadoras en situación vulnerable, un porcentaje importante de las cuáles tuvo que abandonar su empleo para cuidar a sus hijos. En ese sentido, los CECIs estarían recuperando parte de esta modelo integral de cuidado infantil. Se ha mencionado que la subrogación, asociándolo más con el negocio que con la colaboración e involucramiento social en el cuidado infantil, se termina. Aunque también se ha mencionado que 5 de los nuevos CECIS estarán a cargo de las propias empresas, en donde, seguramente el IMSS, y el DIF, jugarán un papel central en la supervisión. De entrada, la atención prioritaria, del gobierno resulta fundamental, así como la trasparencia en la supervisión y manejo de recursos de estos CECIS, aunque el modelo mixto de colaboración entre empresa, sociedad y gobierno, no debería ser abandonado de todo. La investigación realizada muestra que las irregularidades, y eventos desafortunados como la Guardería ABC, no solo fue resultado de particulares sino del mismo gobierno y funcionarios corruptos que supervisaban el programa. En ese mismo sentido, el gobierno habrá de encontrar los medios para asegurar la corresponsabilidad de los empresarios en estas guarderías, la historia muestra el poco éxito que tienen estas iniciativas si no se fijan desde el inicio las responsabilidades de cada una de las partes, además de una supervisión marcada sobre los funcionarios encargados del programa.

Finalmente, sin demeritar la importancia que tiene la iniciativa, la reflexión presentada, da cuenta de la envergadura social tiene buscar la atención de la primera infancia, la cuál no se soluciona con programas específicos sino se necesitaría una política pública para la atención integral de la infancia con involucramiento de todos los sectores sociales, encabezados por el gobierno.  Por décadas, quienes han asumido la tarea del cuidado de los hijos, sin dejar de ser trabajadoras ejemplares son las mujeres, ellas han buscado distintas estrategias para cuidarlos, recurriendo no pocas veces, al sentirse solas, a dejarlos al cuidado de l@s hij@s mayores o solos, recibiendo por ello, el calificativo de “malas madres” , y ahora recibir la amenaza institucional, pues como me expresó una de las trabajadoras recién entrevistadas: “antes podías dejar a tus hijos solos, o que pedirle a la vecina, que te los vieran, mientras ibas a trabajar, hoy te echan al DIF”.  A pesar de esa sanción social e institucional, las mujeres seguirán echando mano de esta estrategia, y otras tantas, mientras que como gobierno, empresarios y sociedad seamos incapaces de garantizar el cuidado integral de la primera infancia. 

Cirila Quintero Ramírez
El Colegio de la Frontera Norte, Unidad Matamoros.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de quien las emite y no reflejan necesariamente una postura institucional de El Colegio de la Frontera Norte.

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