Ilegales vs migrantes en situación irregular

Regresar a Columnas de opinión

Opinión de Gabriela Zamora Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

lunes 8 de octubre de 2018

“Ustedes, los así llamados ilegales extranjeros deben saber que ningún ser humano es ilegal. Es un término contradictorio. Los seres humanos pueden ser bellos o menos bellos, pueden estar en lo correcto o no estarlo, pero ilegales? Cómo puede un ser humano ser ilegal?” Apuntaba Elie Wiesel, premio Nobel de la Paz, en su novela “Los Refugiados” (1985).

Esta frase da pie a una amplia discusión acerca del cómo referirnos a las personas migrantes cuando llegan a nuestras ciudades, cuando ni siquiera nos planteamos ¿por qué salieron de sus comunidades? ¿cómo es que llegaron aquí? y ¿por qué están en nuestras calles? Los “otreamos” o simplemente no los vemos.

Las formas de percibir, implican formas de intervenir. El cómo nos referimos a las personas migrantes es importante y no debe sorprendernos. Llamarles ilegales refleja sesgo, creencias, escaso conocimiento del fenómeno o una molestia sobre por qué están aquí. Alude a estereotipos y prejuicios basados en las diferencias de la nacionalidad, color, etnia, formas de hablar, de ser y pertenecer, costumbres y posición social. En definitiva, no nos agradaría que nos percibieran como racistas, xenófobos o excluyentes, máxime si nos consideramos educados.

¿Qué parte de “lo ilegal” no comprendemos? No es lo mismo tener interés por los inmigrantes que llamarlos ilegales, cuando denotamos que se refiere a un estatuto administrativo, pero lleva consigo estereotipos racistas. Todos los Estados hacen sus leyes con tres objetivos fundamentales basados en el respeto, la protección y la garantía de los derechos fundamentales de las personas. En este mismo sentido, cuando una persona comete una falta administrativa su carácter punitivo va desde tres ámbitos, que son, la privación de la libertad, el rechazo social y la expulsión o control social mediante el retorno asistido.

Lo ilegal tiene que ver con las formas de percibir, que implican formas de intervenir, cuyas condiciones, producen y reproducen imaginarios, lo que para los inmigrantes les hace difícil la acogida, protección, promoción e integración. El principio fundamental es, como decía Anthony Kennedy, Juez de la Suprema Corte de Estados Unidos, como regla general no es un crimen quedarse en un país. Cada vez es más común que los medios dejen atrás la percepción criminal al referirse a ellos como ilegales, que en nada contribuye a su integración y lo único que conlleva es a la politización en referencia a procesos de reforma que urge en diversas latitudes del mundo.

Si bien, en México tenemos una Ley de Migración cuyo artículo segundo embona los más altos estándares de derechos humanos, el imaginario social y cultural aún es excluyente y xenófobo cuanto más criminalizante. De ahí que sea importante hacer uso adecuado de las palabras, ya que las etiquetas que usamos para describir a aquellos que entran de manera irregular a un país, o que, simplemente entrando de manera legal, deciden buscar nuevos rumbos, determinan las actitudes que se tienen hacia ellos.

Es evidente que en políticas anti inmigrantes insisten en referirse a ellos como ilegales, pero también es una realidad que algunos medios y miembros de la sociedad han dejado esta expresión con el afán de centrarse en el individuo y sus circunstancias, de verlos como personas y no como los otros, con la intención de incluirlos e integrarlos, no de rechazarlos. Con el propósito de impulsar una gobernanza migratoria y no un régimen de exclusión y rechazo. ¿De qué lado está usted?, de los ilegales o de los migrantes en situación irregular que se acercan a su auto, están en su crucero o simplemente buscan una vida mejor, a la que todos tenemos derecho.

Dra. Gabriela Zamora

El Colegio de la Frontera Norte