En el noreste ya es tradición que los gobernadores de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas sostengan diversas y frecuentes reuniones, para tratar variadas problemáticas regionales. Por eso, en abril de 2020, no fue extraño que, ante la propagación del coronavirus SARS- CoV-2 en México, los gobernadores del noreste anunciaran acciones conjuntas para mitigar
los efectos de la pandemia.
A principios de junio de este año, en la primera etapa crítica de la propagación del coronavirus, se hicieron visibles las reuniones de los gobernadores del noreste con los gobernadores de Durango, Jalisco, Colima y Michoacán, al margen de las reuniones que sostenían en la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), ese foro permanente que, según su sitio Web, “busca fortalecer el federalismo mediante mecanismos democráticos, manteniendo pleno respeto de las instituciones de México” y que se conformó durante el mandato de Vicente Fox, como presidente de la república mexicana, en el primer gobierno de alternancia.
Esa alianza de gobernadores, en sus inicios, se denominó Alianza Noreste-Pacífico y cambió su nombre a “Alianza Federalista” cuando se incorporaron los gobernadores de Chihuahua (mediados de junio de 2020) y Aguascalientes (mediados de julio de 2020). En esos primeros momentos, los gobernadores de la Alianza afirmaban que se reunían con la finalidad de generar su propio plan de contingencia para evitar la propagación de la Covid- 19 y hacer frente a la crisis económica derivada de la pandemia.
En estos meses, la Alianza Federalista ha logrado un lugar en el mapa político mexicano pero aún no son claras las directrices ni los frutos de su plan de acción conjunta pues, con excepción de Tamaulipas, durante octubre de 2020, todos los estados aliados han estado en riesgo alto o máximo, de acuerdo al Semáforo Covid 19, y en ninguno se ha logrado revertir una crisis económica que, valga decir, afecta no sólo a México sino a muchos países.
Lo que sí ha quedado claro, durante estos meses, es el trasfondo político de la Alianza Federalista y no sólo por el álgido discurso de sus integrantes al referirse al gobierno federal ni porque en las mañaneras, más de una vez, el Presidente de la República ha atribuido el surgimiento de la Alianza al clima electoral que se respira –en unos meses tendrá lugar lo que el INE ha llamado “la elección más grande en la historia de México” y, además de varios cargos de elección popular, se elegirá gobernador en Nuevo León, Chihuahua, Michoacán y Colima.
El trasfondo político también se evidencia en los posicionamientos económicos de la Alianza (un nuevo pacto fiscal y mayor incremento presupuestal para 2021), en su rompimiento con la CONAGO, a principios de septiembre pasado, y en el manejo mediático de los gobernadores desde entonces, pues abrieron su propia cuenta en twitter para difundir sus posturas y la ayuda humanitaria que brindan a la población de otros estados, como a los tabasqueños que fueron severamente afectados por las inundaciones de hace unas semanas.
Aunque han pasado varios meses desde que se conformó la Alianza Federalista, es difícil saber si este frente común sobrevivirá más allá de la pandemia o a las elecciones del 2021; si los gobernadores que sean elegidos continuarán con la Alianza pero la raíz profunda de este grupo en el noreste debe llevarnos a prestar atención al discurso y las acciones de sus integrantes.
Artemisa López León
El Colegio de la Frontera Norte