El próximo 3 de octubre de 2022, 66 Juntas de Conciliación y Arbitraje, locales y federal, cerrarán sus puertas para recibir demandas laborales para entrar en vigencia los centros de conciliación, quienes se encargarán de recibir y procesar las demandas laborales, estos nuevos centros deberán solucionar toda demanda que reciban en 45 días. La tarea luce poco menos que imposible, sobre todo por la escasa y confusa información que trabajadores, empresarios, sindicatos tienen sobre el nuevo funcionamiento que tendrán estas instancias laborales. Además de la novatez en asuntos laborales de la mayor parte de funcionarios que estarán al frente de estos centros. El cierre de las juntas de conciliación constituye un paso trascendental en la historia de impartición de justicia, en el país, dado que por 95 años fueron los centros en donde se dirimieron los conflictos laborales.
El cierre de las juntas, y su exclusión del nuevo modelo laboral, ha sido asociado a su ineficacia en cuanto a resolver las demandas laborales. Sin embargo, el no funcionamiento de las juntas de conciliación va más allá de su ineficiencia, está relacionado con la ausencia de atención en cuanto a personal, infraestructura, capacitación, modernización que los gobiernos, federal, estatal y municipal, concedieron a estas instituciones, y al aspecto laboral en general. Conozco la dinámica laboral de las juntas porque he trabajado en ellas para mis investigaciones; he sido testigo de las condiciones precarias en la que trabaja su personal: laborando en instalaciones viejas, con personal insuficiente para atender cientos de demandas que llegan a sus instalaciones, en donde lo más que pueden hacer es recibirlas y sumarlas a los alterones de expedientes, donde reposa la esperanza de recibir justicia laboral. Ahora miles de estos expedientes quizá se pierdan en el olvido, al iniciar el nuevo modelo laboral. Un enlace entre el seguimiento de estos casos y el nuevo modelo debió haber sido previsto. Las autoridades gubernamentales han anunciado que los casos se seguirán atendiendo, el punto es ¿Quién los atenderá?, si se está despidiendo el personal de las juntas, baste ver el caso de despidos masivos e injustificados que se está registrando en la Junta federal y, que se puede repetirse en el ámbito local. Resulta paradójico que para imponer un nuevo sistema laboral se despida a trabajadores capacitados en los asuntos laborales. Así pues, la exclusión más que su inclusión para aprovechar experiencia laboral que enriquecería al nuevo modelo parece no ser lo más adecuado. Existe en el gobierno actual una idea de que eliminar instituciones anteriores garantiza un sistema social más justo y equitativo. Sin embargo, habría que recordar que la historia de un país se nutre de experiencias pasadas, memorias compartidas, etc., de las que se podrían retomar experiencias exitosas que podrían contribuir al mejoramiento social, y en este caso laboral, del país.
Dado lo anterior, resulta fuera de lugar que la secretaria del trabajo solicite a las juntas de conciliación a terminar con estos rezagos en expediente no resueltos, antes de su cierre, para terminar de manera digna sus actividades, (https://www.eleconomista.com.mx/empresas/STPS-llama-a-terminar-con-rezago-laboral-en-las-juntas-de-conciliacion-cerraran-sus-puertas-el-3-de-octubre-20220925-0015.html) La petición resulta absurda cuando se ha tenido en el olvido total a estas instituciones, eso sin dejar de mencionar el mundo de coyotaje y malas prácticas que se enquistaron en algunas de esas juntas por la falta de supervisión gubernamental. Ahora bien, la junta de conciliación fue concebida como una institución tripartita, sin embargo, estas instancias nunca alcanzaron a cumplir su objetivo. En los años noventa, realicé una investigación con Kevin Middlebrook, acerca del funcionamiento de las mismas y entre los hallazgos encontramos la relación proporcional que existía entre la fortaleza de los actores en la localidad, por ejemplo, en Chihuahua era evidente una junta cargada del lado del empresariado en tanto que en Tamaulipas era más en favor de los trabajadores. Los actores de las juntas terminaban cargándose del lado del más fuerte. En el nuevo modelo laboral poner frente a frente a patrón y trabajador para incitarlos a la conciliación parece no ser el modelo más adecuado. Soy partidaria de la participación estatal como árbitro neutral en un tema tan sensible como el laboral, especialmente en ámbitos locales en donde entender y conocer la cultura laboral resulta fundamental a la hora de impartir justicia.
Con el cierre de las juntas, se inicia la tercera etapa de la implementación del nuevo modelo laboral en todo el territorio nacional. Los estados que faltaban, especialmente en el norte de México, se suman a este modelo en donde los centros de conciliación resultarán centrales. Algunos estados como Coahuila, se han declarado listos para la implementación de este modelo, (https://www.elsoldelalaguna.com.mx/local/coahuila-esta-listo-para-el-nuevo-sistema-de-justicia-laboral-8947010.html) aunque subsistan en el estado cientos de expedientes abierto, a los que se supone se les dará seguimiento, y casos tan preocupantes, como la los mineros muertos en la Mina Pinabete, sin resolver. Otros estados, como Chihuahua, muestran su preocupación por los miles de expedientes por resolver, que solo en Ciudad Juárez suman 32,000 (https://nortedigital.mx/tiene-junta-local-de-conciliacion-y-arbitraje-en-juarez-rezago-de-32-mil-demandas-laborales/), y sobretodo como serán resueltos.
Dentro de todos estos cambios, la situación más preocupante es la incertidumbre que los trabajadores experimentan en ahora cómo canalizaran sus demandas, cito testimonio de una trabajadora de la maquila de Nogales, a quien entrevisté para mi más reciente investigación: “Nos comentaron que (la junta local) ya no iba a existir, o yo lo entendí …que ahora, por ejemplo, sí tú tenías un descontento con la compañía, tú levantabas tu denuncia y tú pagabas tú licenciado y cosas así. Antes …la conciliación y arbitraje tomaba el caso.. era el que ayudaba al empleado… cada persona que tenía un desacuerdo, despidos injustos o acosos laborales, por decir algo, se iban a conciliación y arbitraje, y ahí ellos entraban a averiguaciones e investigaciones, pero ahora ya no”. El testimonio es elocuente, las Juntas pudieron haber tenido muchas fallas en su funcionamiento, pero también fue la instancia en la que los trabajadores consideraban encontrar justicia laboral. Algo que en lo que deberían reflexionar las autoridades laborales.
Dra. Cirila Quintero Ramírez
El Colegio de la Frontera Norte