Leyes a modo o la inutilidad de las Ciencias Sociales y las Humanidades

Regresar a Columnas de opinión

Opinión de Camilo Contreras Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 18 de marzo de 2020

¿Sirven para algo las Ciencias Sociales y las Humanidades? Lo que parecerían preguntas ociosas, no lo son en el ambiente científico y académico de Nuevo León.

A finales de 2019 fue presentada y aprobada por el Congreso local la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación del Estado de Nuevo León. A diferencia de otras leyes estatales en la materia, la de Nuevo León no incluye a todas las áreas del conocimiento tales como las Ciencias Sociales y las Humanidades. Por fortuna y por ahora la ley está vetada.

Este instrumento legal es sólo la punta del iceberg de una tradición perniciosa que sólo reconoce el enfoque más pragmático de la ciencia y que resuelve o propone soluciones para la gran industria. Evidencia contundente fue la forma en que este sector académico y de la empresa privada acapararon los recursos financieros para la investigación proveniente de los extintos fondos mixtos de CONACYT del Gobierno del Estado. Es decir, lo que se hacía sólo de hecho, ahora se quiere hacer de derecho.

Sobra aclarar que no estoy en contra de la importancia y financiamiento a la investigación aplicada, lo incorrecto fue, por un lado, el financiamiento a empresas privadas con dineros públicos y, por el otro, borrar del mapa a otras ciencias como las sociales y las humanidades.

Son varios los motivos de la pálida presencia de las Ciencias Sociales y las Humanidades en el ambiente académico y de toma de decisiones de política científica de Nuevo León. Algunos de ellos imputables a quienes estamos en este subsector académico por la indiferencia al cabildeo, no podemos pasar por alto la autocomplacencia. Pero el más importante, y esto no es privativo de la entidad, es la visión lineal de que la ciencia, la tecnología, la innovación, el crecimiento económico llevan en automático al bienestar. Ese argumento legitima y entroniza a un solo tipo de conocimiento. Quienes cuestionan esa forma de proceder están mal de la cabeza.

En la coyuntura del veto a la ley mencionada, el 6 de marzo convocamos a científicas y científicos sociales de la UANL, CIESAS, ITESM, EL COLEF, así como funcionarias y funcionarios de CONACYT y del Consejo Nuevo León. Sin que faltara la autocrítica, enfatizamos los aportes y compromisos con la sociedad neoleonesa de disciplinas como la economía, la sociología, la antropología, la historia, las ciencias políticas y de la educación, etc. Fueron expuestos casos concretos de estudios rigurosos que diagnostican, evalúan y han resuelto problemas específicos en los ámbitos educativos, de los diferentes tipos de violencias, de la migración, de la efectividad de políticas fiscales, de equidad de género, y un largo listado que demuestra que estas disciplinas han ido más allá de la mera reflexión. Es de dominio público la problemática social expresada en escasez del agua y mala calidad de algunos recursos naturales, inseguridad y violencias, exclusión social, analfabetismo funcional, etc. El conocimiento serio y con rigor de estas cuestiones sociales requieren de las Ciencias Sociales y Humanidades. Es ficción que todos los fenómenos sociales puedan ser entendidos y resueltos desde el binomio rígido de la ciencia y tecnología aplicado a la industria.

El legislativo y el subsector académico que impulsaron la actual ley vetada deben estar a la altura de la problemática, retos y oportunidades del estado de Nuevo León. Esto será logrado con un diálogo maduro y plural.

Dr. Camilo Contreras

El Colegio de la Frontera Norte

Loading