Este domingo 1 de septiembre vimos a un presidente Andrés Manuel López Obrador pleno, satisfecho, contento. Alguien me comentaba: “Como no, si al final venció a todos sus adversarios. Años de lucha que hoy culminan”. Efectivamente, López Obrador le ganó todas las partidas a la oposición. Una a una, durante seis años, les dio cátedra de estrategia política. La mañanera fue el mejor ejemplo de lo que es educar políticamente a un pueblo que terminó dándole el 73% de aprobación, según la encuesta publicada este mismo domingo por la encuestadora De las Heras.
Hemos tenido la fortuna de ser contemporáneos de un presidente irrepetible, único, inolvidable. No perfecto, desde luego, pero de una capacidad política impresionante. Una personalidad que no se forjó de un día para otro. Fue un liderazgo construido paso a paso, que empezó en Tabasco y culminó en el centro de México. Fueron años de oponerse a un gobierno autoritario, de partido hegemónico, en el que no había libertad de prensa, ni partidos políticos alternativos, ni espacios permitidos para la organización ciudadana. Se dice fácil, pero hoy nos encontramos a años luz de ese escenario. Aunque nos quieran vender la idea de que hoy vivimos igual que cuando gobernaban el PRI y el PAN.
Quienes luchamos y nos opusimos a los gobiernos autoritarios conocimos el exilio y sufrimos el destierro en nuestro propio país. Supimos de resistencias y solidaridades en la marginación. De ese contexto surgió el liderazgo de López Obrador. Por eso, quienes critican sin fundamento, sin argumentos, sólo por oponerse, no saben de lo que está hecho López Obrador. Creían que lo iban a doblar las huestes de Roberto Madrazo en Tabasco o del “Alto Vacío”, Vicente Fox, quizás el presidente más locuaz y tonto de la historia, con su intento de desafuero. Creían que, en 2006, con las acciones del impresentable ex consejero del IFE, Luis Carlos Ugalde, lo quebrarían. Nunca dejó de luchar, de creer en su proyecto de transformación.
Concuerdo con Daniel Cosío Villegas quien sostenía que el “estilo personal de gobernar” era determinante para el tipo de gobierno que se encabezara. Voy más allá, en un sistema presidencialista como el nuestro, la personalización y concentración del poder es consustancial a quien ocupa el Poder Ejecutivo. La personalidad y forma de entender el ejercicio de la administración pública influye en los resultados del gobierno. En sistemas parlamentario o semi presidenciales el Poder Ejecutivo se diversifica a través de un poder bicéfalo, en el que puede ser más fuerte el Parlamento o Congreso. Por eso fue tan importante lo que hiciera o dejara de hacer López Obrador.
Y si a ello agregamos el vergonzoso papel jugado por la oposición durante el sexenio, caracterizado por rechazar todas las propuestas de políticas, reformas o propuestas presidenciales, incluso llegando al extremo de declarar la “moratoria legislativa” en el Congreso, es decir, no permitir que transitara ninguna reforma de gran calado (constitucional); eso catapultó el papel del presidente… y los resultados electorales del 2 de junio del presente año a favor de la opción abanderada por Morena.
Efectivamente, la oposición nunca entendió el papel que debió jugar para construir un régimen democrático. A la oposición formal, partidista, se unieron los poderes fácticos, pero todos destilando odio contra lo que tuviera que ver con el presidente y hasta con su familia. Eso fue muy mal valorado por la ciudadanía que decidió otorgar un caudal de votos tan grande que alcanzó para que el partido Morena y sus aliados alcanzaran la mayoría calificada en ambas cámaras. A la oposición le “faltó pueblo”. Nunca entendieron que no entendieron. Puro estómago. Por eso el presidente
les dijo con claridad este domingo 1 de septiembre en el zócalo capitalino: “Se enojan tanto que hacen el ridículo. Lo digo con todo respeto”. ¿Habrán aprendido algo o seguirán empecinados queriendo impedir el buen gobierno que encabezará Claudia Sheinbaum a partir de este 1 de octubre? Ese camino los llevará a su extinción, el ejemplo es el PRD. Ya veremos.
Víctor Alejandro Espinoza Valle
Presidente de El Colegio de la Frontera Norte
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