La emigración internacional de mexicanos a Estados Unidos es un tema de gran relevancia para México y Estados Unidos y, por lo mismo, ha sido y continuará siendo ampliamente estudiada. De igual manera, el retorno de mexicanos provenientes de Estados Unidos, quienes regresan a México ya sea de manera voluntaria o porque fueron deportados por autoridades estadounidenses, y cómo esto afecta a su bienestar personal, a sus familias o a sus localidades de origen, también es una problemática que ha generado un alto grado de interés. De manera contraria, la inmigración de estadounidenses a México es un fenómeno del cual se habla muy poco.
Los estadounidenses en México representan, por mucho, el grupo de extranjeros más grande e importante del país. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2020 la población extranjera en México se situó en aproximadamente 1 millón 200 mil personas. Entre esta población, el contingente de los estadounidenses ascendió a más de 797 mil, representando el 65.8% por ciento de los extranjeros. Tan sólo entre los años 2000 y 2020, el tamaño de esta población se incrementó más de 250.0%.
La población estadounidense en México está compuesta por un grupo heterogéneo de personas. Incluye a los adultos de edad avanzada jubilados que se suelen instalar en centros turísticos exclusivos, fenómeno que surge en parte porque un número importante de ellos no cuenta con los ahorros suficientes para retirarse en Estados Unidos con una calidad de vida elevada. También están los mexicoamericanos que nacieron en México y que posteriormente emigraron y residieron en Estados Unidos un número suficiente de años para obtener la ciudadanía y luego regresaron a su país de origen. Otro grupo, que se observa principalmente a partir del año 2000, son los menores de edad nacidos en Estados Unidos hijos de adultos mexicanos migrantes de retorno. En las últimas décadas este grupo de menores se ha estabilizado y ha envejecido, convirtiéndose en residentes mexicanos de largo plazo ubicados en todo el país, pero principalmente en la región fronteriza norte y en la región migrante tradicional del oeste de México. Finalmente, un grupo importante de estadounidenses surge a partir de la dinámica transfronteriza que se vive en la frontera norte, donde mujeres que viven en México y que cuentan con la documentación necesaria para cruzar legalmente a Estados Unidos, optan por dar a luz en dicho país, de manera que sus hijos cuenten con la ciudadanía estadounidense y de ese modo mejoren sus perspectivas económicas de largo plazo.
Respecto a las características socioeconómicas de los estadounidenses en México, se trata de una población joven con una edad promedio menor a los 26 años y que, respecto a los mexicanos, tiene mayores niveles de escolaridad y percibe mayores salarios. Asimismo, estudios previos han mostrado que los estadounidenses reciben por parte de los empleadores mexicanos un trato preferente en el mercado de trabajo nacional.
Es de esperarse que los estadounidenses en México tengan un buen desempeño en el mercado laboral. Su formación en un sistema educativo de buen nivel, en el caso de aquellos que adquirieron parte de su formación escolar en la Unión Americana; su dominio del idioma inglés, el cual se espera les otorgue mayores oportunidades laborales; y su conocimiento de México, derivado del hecho de que un número importante de ellos tiene ascendencia mexicana, son elementos que normalmente se asocian con mayores ingresos. Asimismo, debido a la posibilidad que tienen los estadounidenses de mudarse a su país de origen cuando así lo deseen, se esperaría que muchos de los que están en México tengan acceso a ingresos relativamente altos. Esto también sugiere que para una parte importante de la población estadounidense en México su presencia en el país será temporal, lo cual explica en parte porque los estadounidenses que residen en México son tan jóvenes.
En los municipios de la frontera norte, los estadounidenses (y también los mexicanos) que viven en México y cruzan la frontera internacional para trabajar en Estados Unidos constituyen un grupo privilegiado con altos niveles de consumo y cuya actividad genera distintos impactos económicos positivos y negativos en sus ciudades de residencia. De acuerdo con información del INEGI, en el 2020, más de 38 mil estadounidenses vivían en México y trabajaban en Estados Unidos.
Si bien normalmente se piensa a México como un país expulsor de migrantes internacionales, la realidad es que en años recientes se ha convertido en un país de destino para personas provenientes de distintos países. Al igual que los estadounidenses, otro grupo que ha crecido de manera sustancial en los últimos años es el constituido por migrantes provenientes de Centroamérica, el Caribe y Sudamérica. Hablar sobre sus características y posibles impactos económicos en México también es importante.
Dr. Pedro Paulo Orraca Romano
El Colegio de la Frontera Norte