La designación de Monterrey como subsede para la celebración del campeonato mundial de futbol 2026, no sólo ha generado una creciente expectación en los medios locales, sino que ha servido de marco para el impulso de diferentes proyectos urbanos por parte del gobierno del estado, privilegiando la red vial del AMM.
La Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) establece obligaciones en diferentes áreas para los países sede de un campeonato mundial. Dos de ellas relacionadas con las ciudades receptoras se refieren a los requerimientos de infraestructura y servicios (acceso y facilidades) para los estadios, instalaciones para entrenamiento y alojamiento, centros noticiosos y servicios para el turismo, así como el cumplimiento de determinados estándares de sostenibilidad y protección ambiental en las acciones emprendidas.
Bajo el argumento central de cumplir con los lineamientos establecidos por la FIFA, el gobierno del estado presentó a principios de este año una serie de proyectos urbanos, algunos de ellos ya planeados con anterioridad como es el caso del túnel que conectará una sección de Cumbres con las vías de acceso con Saltillo al sur, centrándose fundamentalmente en el mejoramiento de carreteras de acceso y vialidades internas del Área Metropolitana de Monterrey (AMM). El programa anterior se plantea complementar con la remodelación en curso del sistema del Metro y del Aeropuerto Internacional de Monterrey.
La promoción que se ha hecho de la magnitud de esta inversión ha estado rodeada de una parafernalia en torno a la derrama económica que significará para diferentes sectores por la celebración del certamen, independientemente de las ganancias aseguradas para la misma FIFA y organizadores nacionales. En este sentido llama la atención sin embargo que de los 104 partidos de que constará el Mundial, sólo 13 se celebrarán en México, y cuatro en la subsede de Monterrey, tres de ellos en la fase de grupos, y solo uno en octavos de final.
Más allá de los promovidos beneficios, el panorama descrito deja evidentes interrogantes en relación a los impactos que los cambios propuestos traerán al funcionamiento y a la población móvil del AMM durante su celebración y a más largo plazo. Es una cuestión conocida por ciudadanía y autoridades la recurrente problemática derivada del uso del automóvil particular -congestionamientos, accidentes, contaminación- que continúa siendo avivada por la inversión no planificada, y para la que no parece haber soluciones a corto y mediano plazo. Las modificaciones de algunos municipios en sus reglamentos de tránsito y el desarrollo de programas específicos -desafortunadamente de corta duración- han pasado prácticamente desapercibidas. Por otro lado, los avances reportados en relación a la red de transporte público en el AMM continúan siendo ensombrecidos por los problemas cotidianos del transporte concesionado.
La designación de Monterrey como sede obedeció claramente a su importancia económica dentro del territorio nacional y a las facilidades potenciales que ofrece al turismo visitante. No es posible saber el nivel de riesgo que se asignó a la ciudad bajo las metas de movilidad y sostenibilidad establecidas por la FIFA, pero en cualquier caso el trabajo de las autoridades responsables se antoja difícil considerando el tiempo que resta para la celebración del certamen y en tanto no se busquen soluciones integrales que pongan en la balanza estándares mínimos de calidad de vida de los habitantes de esta región metropolitana.
José Luis Castro Ruiz
El Colegio de la Frontera Norte, Unidad Monterrey
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