Monterrey VI, ¿sustentable?

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Opinión de Ismael Aguilar Benítez Profesor-Investigador del Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 30 de enero de 2014

En febrero de este año se licitará la construcción de un acueducto de 390 kilómetros como parte del proyecto Monterrey VI, para el abastecimiento de agua al área metropolitana de Monterrey. Este gran proyecto de infraestructura se justificó, asegurando que traer agua del río Pánuco es la mejor opción financiera, jurídica y técnica e incluso que dará mayor sustentabilidad hídrica.

En cuanto a aspectos financieros, de las ocho opciones que el Gobierno de Nuevo León y Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey analizaron, la opción electa es la que requiere la inversión más alta para su ejecución. El único proyecto que se le comparaba en costo era traer agua potable del Golfo de México, lo que implicaba la construcción de 24 plantas desalinizadoras y un acueducto de 310 kilómetros entre Monterrey y Matamoros.

Aunque el Gobierno Estatal declara que el financiamiento provendrá de fondos federales y de capital privado, los usuarios del servicio de agua potable en el área metropolitana de Monterrey tendremos que pagar al menos los costos de operación, mantenimiento y amortización de esta infraestructura, lo que se traducirá necesariamente en aumento de tarifas.

Alternativa o complementariamente, a altas inversiones en infraestructura existen otras posibilidades para asegurar el abastecimiento con sustentabilidad que tienen que ver con mejorar el desempeño operativo del proveedor de agua; promover la reutilización de aguas residuales tratadas y cambiar los hábitos de consumo de los usuarios urbanos.

Por ejemplo, el agua que se pierde en la red por fugas, errores de medición y la existencia de tomas clandestinas en la metrópoli se ha mantenido en alrededor de 30 por ciento en la última década (30.8% en 2013).

Esto significa que reduciendo esas pérdidas en agua a estándares internacionales (15%) permitiría reducir en 15 por ciento la necesidad de agua adicional para uso urbano. Aunque SADM le da saneamiento a más de 226 millones de metros cúbicos, sólo vende alrededor de 15 millones de metros cúbicos de agua residual tratada (6.5% del total de agua tratada). Aunque no es factible utilizar toda el agua tratada, se tiene la posibilidad de sustituir el agua para uso industrial, ornato, construcción o público (riego de parques y áreas verdes), usos que no requieren calidad potable. Una tercera medida, para hacer un uso urbano sostenible, es reducir el consumo.

Según datos reportados por SADM, el consumo promedio por vivienda se ha reducido de 18.4 metros cúbicos en el año 2000 a 14.79 en 2012, sin embargo, el consumo por persona se ha incrementado entre 20 y 50% en la década de 2000 a 2010 (Monforte, 2012). Un consumo creciente aunado al crecimiento de población nos llevará en pocos años a requerir más infraestructura.

Ante la situación actual de escasez e incertidumbre, en cuanto a la disponibilidad de agua, es necesario instrumentar medidas que permitan un uso urbano sostenible y no sólo asegurar nuevas fuentes que cada vez son más lejanas o más profundas, consecuentemente más caras y con potenciales impactos ambientales.

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