El 16 de octubre del presente el Presidente de la República firmó el acuerdo para regularizar vehículos usados de procedencia extranjera, con el que se busca la legalización de los ‘autos chocolate’. La medida tendrá efectos en siete estados de la república mexicana: Baja California Sur y los estados de la frontera norte: Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, y busca regularizar por un pago de $ 2,500 a los autos extranjeros que se encuentren ingresados al país.
La controversial medida ha sido presidida por argumentos contrapuestos; el gobierno arguye que la recaudación será suficiente para reinvertirla en mejoras a las vialidades locales y que el registro reducirá criminalidad dado el frecuente uso de autos chocolates en actividades ilegales. Por su parte, la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) tacha el decreto de tener un potencial impacto económico negativo en la industria automotriz y formaliza la corrupción.
En medio de las ráfagas de argumentos contrapuestos en torno a la legalización de autos chocolates, el impacto al medio ambiente ha sido sólo tangencialmente mencionado, y el asunto debería ser seriamente considerado dado que la medida podría tener impactos considerables en al menos tres rubros ambientales: residuos de manejo especial, cambio climático y calidad del aire.
En relación a los residuos de manejo especial. Los autos chocolate en general se encuentran en la última etapa de su ciclo de vida, al borde de la disposición y por lo tanto con un alto potencial de generar residuos de manejo especial en al menos cuatro subcategorías, la proveniente del sector transporte, los residuos electrónicos, las baterías y las llantas. Es pertinente agregar que en la actualidad no se levantan datos de todos los volúmenes de desechos generados en tales subcategorías, y por lo tanto no se tiene una clara dimensión del problema ni de como debe afrontarse.
Por ejemplo, las llantas usadas abandonadas han sido parte del escenario fronterizo desde hace tiempo atrás. En el periodo 2007 a 2017, compañías privadas de California importaron legalmente un promedio de 750 mil 104 llantas usadas a concesionarios con licencia en Baja California; otras 200 mil llantas usadas fueron exportadas informalmente a Baja California y San Luis Río Colorado, Sonora. Se estima que 2 millones de llantas de desecho se generan anualmente en la región de Baja California-San Luis Río Colorado, de estas sólo 50% recibe una disposición adecuada -de dicha cantidad cerca de 76% son utilizadas con fines productivos, alrededor del 90% se usan como combustible en hornos cementeros-. La mitad termina contaminando el ambiente.
Con respecto al cambio climático. De acuerdo al Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) para Baja California, la categoría principal de emisión es el sector energético con el 76% de las emisiones, dentro de tal sector, la subcategoría de contribución mayoritaria fue el transporte con 59%, de esta la contribución de al menos 30 % proviene de automóviles que usan gasolina, esto sin considerar la condición del auto. Y es aquí donde es relevante remarcar que los autos chocolates no son eficientes y por lo tanto tendrán una mayor probabilidad de generar emisiones.
En cuanto a la calidad del aire. El Inventario de emisiones al aire con año base 2005, para los municipios de Tijuana y Playas de Rosarito señala que las fuentes móviles -entre las que se encuentra los vehículos automotores- emiten el 91.2% del monóxido de carbono (CO) y el 50% de los óxidos de nitrógeno (NOx). La contaminación del aire es una seria amenaza a la salud; de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud al 2016 cerca de 7 millones de personas en el mundo fallecieron por exposición a aire contaminado, de esta cantidad 4.2 millones se debieron a la contaminación del aire ambiental.
Los párrafos anteriores aunque de manera sucinta buscaron resaltar la relevancia de los potenciales impactos ambientales que podría acarrear el decreto recientemente firmado pero lo más trascendental del acuerdo para regularizar vehículos usados de procedencia extranjera que se firmó este fin de semana en Ensenada, es que se enmarca y perpetúa el actual modelo de movilidad que privilegia infraestructura para automóviles particulares.
Y quizás es tiempo de pensar e impulsar otros modelos de movilidad tal como el sustentable, que se caracteriza por el traslado de bajo consumo de carbono, que además es saludable y privilegia la mejora a la calidad de vida urbana, el bienestar colectivo y la creación de espacios público que favorezcan la convivencia ciudadana.
Dra. Gabriela Muñoz Meléndez
El Colegio de la Frontera Norte