Opinión de Jesús Frausto Ortega Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 29 de octubre de 2020

El derecho humano al agua es un tema pendiente sobre todo para la población que no tiene ese servicio. Aquí me refiero al agua potable. Aunque en las ciudades en este país no garantiza que aun teniendo llaves en las viviendas dispongas del líquido las 24 horas al día y todos los días: baja presión en las tuberías, fugas recurrentes, tandeos, cortes por reparaciones de tuberías rotas, etcétera, hacen que el servicio demerite y su disponibilidad –o su calidad– no sea necesariamente la óptima. El consumo de agua embotellada “purificada” es en parte por la desconfianza que se tiene sobre la de la llave.

Son las mujeres y los niños/niñas las que más sufren su escasez sobre todo en las zonas rurales, aunque también en las urbanas en las colonias irregulares o en las que no hay servicios urbanos como agua potable o drenaje. En las rurales las mujeres en ocasiones tienen que recorrer grandes distancias para acarrear el líquido para satisfacer las necesidades básicas en el hogar, de fuentes no necesariamente seguras. En las ciudades, si bien no siempre se recorren esas distancias, son también ellas las que por lo general se encargan de su manejo en sus hogares transportándola de las fuentes que se puedan abastecer: llaves públicas, tanques de almacenamiento comunitarios,  de otras viviendas, surtido mediante pipas, o de algunos otros sitios. Recuerdo la imagen de una señora que llevaba una cubeta llena de agua sobre la cabeza y la traía de un pozo que la gente había construido cerca de un arroyo que pasaba a unos 100 metros de las viviendas en una zona rural. De ahí la bebían; después la tenían que hervir y ahora la compran de garrafón.

La idea para escribir esta aportación surge de una nota que hace referencia a que en la colonia Blanca Navidad de Nuevo Laredo se introducen servicios básicos y otros como la pavimentación que se está realizando en algunas calles. Hace mención a que una vez que ha sido regularizada ya se puede suministrar los servicios en la colonia.  (https://nld.gob.mx/prensa/articulo/5136). En otra nota de 2019 se refiere que ese año se terminaría la introducción de agua y drenaje en ese sector (https://voxpopulinoticias.com.mx/2019/08/inician-obras-de-agua-potable-en-la-colonia-blanca-navidad-de-nld/).

La Colonia Blanca Navidad se fundó –se invadió– el 24 de diciembre de 2004. Se menciona que el nombre tiene que ver porque ese día de tal año cayó nieve y desde entonces toma esa denominación. Así, después de casi 16 años sus habitantes comienzan el disfrute de tener agua potable y drenaje en sus hogares –si nos atenemos a lo que se menciona en las notas–. Durante esos años se les suministró el líquido por medio de pipas municipales. En un recorrido que hice en alguna ocasión en dicha Colonia, y en la mayoría de asentamientos irregulares de la ciudad, recuerdo que eran las mujeres las que se encargaban de estar al pendiente de la llegada de las pipas para surtirles del líquido y de que no faltara el agua para la cocina, el lavado de ropa, el baño de los hijos y las hijas, el aseo del hogar, etcétera. Y cuando faltaba había que acarrear de una llave pública, si había. Recuerdo que le preguntaba a una señora sobre por qué su esposo no se encargaba de tal tarea y me decía que “cuando llegaba la pipa él se iba para atrás de la casa porque le daba vergüenza”. En fin pude ver que eran las mujeres mayormente las que se encargaban de recibir –acarrear cuando se necesitaba– y hacer el manejo del agua en los hogares. 

Esperemos que por fin dispongan de agua para afrontar sus necesidades esenciales. Porque recuerdo el caso de la colonia Ejido La Cruz. Me llamó la atención que en ese lugar hay un tanque –tinaco– enorme de concreto con la leyenda “Solidaridad”. Nombre que hace referencia al programa que en el sexenio de Salinas de Gortari existió para entre otras cosas –con la participación de la población– poder introducir servicios básicos en las colonias populares. Un residente me comentó que además del tinaco habían tendido tubería para el agua potable. Pero que en realidad nunca tuvieron el servicio: “ni una gota”. Me decía algo así: “ahí se quedó todo eso, nunca hemos tenido agua”, obviamente menos el drenaje. Solo los recuerdos quedan. El tinaco lucía abandonado, rodeado de maleza. Eso sí, era enorme, majestuoso, para el tipo de viviendas que hay en la colonia.

Recuerdo que en la colonia Blanca Navidad pude observar o conocer de voz de las mujeres que algunos colonos se habían conectado –extendiendo mangueras de plástico enterradas– a una lleve pública, aunque igual no les llegaba el agua o solo gotas en algunas horas de la madrugada; una de ellas decía, tal vez en son de broma, que salía puro aire. Ahora no se verá ese escenario pues ya tendrán el servicio. Es deseable que dispongan agua todos los días las 24 horas, en cantidad y calidad suficiente. Pues es un derecho humano que cada persona tenga agua para cubrir sus necesidades básicas, y así tener mejor calidad de vida. 

Dr. Jesús Frausto Ortega

El Colegio de la Frontera Norte

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