En los dos últimos años, he asistido al congreso de Labor and Employment Relations Association (LERA), invitada por compañeros académicos, para compartir mis hallazgos sobre las cuestiones laborales y sindicales en la era del TMEC. En este congreso, que este año llegó a su 76ava edición, se analiza por académicos, sindicatos, actores gubernamentales y activistas, la situación laboral y las condiciones de empleo que privan al interior de las empresas, particularmente de Estados Unidos. De este congreso, me ha llamado la atención: primero, la gran cantidad de personas interesadas en el tema, varios centenares, en tanto que en México el tema parece no tener relevancia. El otro aspecto de resaltar es la relación estrecha entre lo que está pasando en el mundo laboral y la discusión académica. En este año, la mayor parte de las discusiones versaron sobre el movimiento de los trabajadores del espectáculo para organizarse, la oposición a la sindicalización en los grandes servicios, y el impulso que se le está dando a la conciliación laboral. En nuestro país, la discusión entre lo que pasa en las empresas y el análisis académico están totalmente desvinculados, podría decirse que vamos atrasados en ellos, muchas veces nos movemos por “modas” en los estudios laborales y olvidamos temas fundamentales que deben ser discutidos, por lo que la realidad nos rebasa, basten dos elemento, en el accidente de Pasta de Conchos, no había analista que estuviese estudiando los mineros, se tuvo que recurrir a los que anteriormente habían cubierto el tema, en el movimiento de Matamoros, no se podía creer que todavía hubiese movimientos laborales fuertes que desafiaran a sus sindicatos.
Sin embargo, eventos recientes, plantean la necesidad de regresar la mirada a los centros de trabajos, a las relaciones laborales. Primero, porque mientras la Nueva Ley Federal del Trabajo, enuncia como el aspecto central la conciliación laboral, incluso los nuevos centros laborales llevan en su nombre la palabra “conciliación”, en la práctica sigue privando el antagonismo entre parte patronal y trabajadores, en lugar de la conciliación. En los movimientos recientes por la independencia sindical, o por mejoras laborales, sale invariablemente el tema de las malas relaciones laborales con las gerencias y los supervisores, las quejas en contra de “RH” (Recursos Humanos) es bastante común entre los trabajadores, quienes mencionan el despotismo y autoritarismo que existe contra ellos por parte de este Departamento, por lo que a la par del mejoramiento salarial, los trabajadores solicitan un mejor trato laboral. Sin embargo, esto no ha acontecido, es común que cuando os trabajadores ganan un movimiento o logran una conquista importante, las gerencias y los supervisores endurezcan su trato hacia el trabajador, al menos eso paso en el caso de la movilización de Matamoros, acentuando con ello un clima de tensión y estrés al interior el lugar del trabajo. Una situación que no favorece para nada ni a los trabajadores, ni a la empresa, dado que esto puede impactar en la productividad.
En un segundo apartado, se encuentran aspectos laborales por demás preocupantes como los accidentes laborales que persisten en todos los espacios de trabajo, recién llama la atención de un trabajador de Tijuana que llego a laborar a su empresa y que no salió de ella, el caso aún está siendo investigado; pero también se registró el caso de otro trabajador en una empresa galletera que tuvo un accidente mortal en su espacio de trabajo. Estas situaciones no deberían presentarse, dado lo marcado por la Ley Federal del Trabajo, sin embargo la falta de monitoreo por parte de la STPS, derivada del escaso número de inspectores con que cuenta, dificulta la supervisión continua de las miles de pequeñas, medianas y grandes empresas, pero no solo es esta ausencia, sino la falta de programas de prevención de riesgos y accidentes laborales que existe en muchas de estas empresas, o las actitudes de evasión que existe por parte de las empresas para no declarar los accidente laborales para no perder su record de “cero accidentes”. Aunado esto están los problemas de las condiciones laborales, hay modelos de empresas limpias y responsables, pero también otros espacios donde las altas temperaturas, los movimientos peligrosos, son un ataque directo a la salud y la integridad de los trabajadores. Aspectos como la expedición de los alimentos también es otro aspecto a señalar, recientemente, distintas cafeterías en las maquiladoras de Juárez han sido relacionadas a enfermedades estomacales de los trabajadores.
Lo anterior hace necesario la vuelta al análisis de los espacios laborales, no solo para criticar sino para encontrar soluciones que saneen las relaciones laborales y mejoren las condiciones laborales que persisten al interior de la empresa, y reditúe en el mejoramiento de los trabajadores pero también en la productividad de la empresa. El analista social fue importante en el pasado para la empresa, al estudiar los tiempos y movimientos de la producción, la realización de estudios para disminuir las tasas de rotación y los riesgos laborales, o bien para lograr un mayor involucramiento de los trabajadores con sus empresas, quizá este momento, con tantas preocupaciones y retos laborales, sea el tiempo idóneo para que las empresas vuelvan a abrir las puertas a estos analistas como una forma de contribuir al saneamiento de las relaciones laborales, elemento crucial del buen funcionamiento de un centro de trabajo.
Cirila Quintero Ramírez
El Colegio de la Frontera Norte, Unidad Matamoros
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