Quienes se oponen al gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), han decidido luchar por todos los medios posibles para que no haya continuidad en el proyecto llamado la 4T después de 2024. Pero están decididos a que no se llegue a esa fecha para acabar con el gobierno del tabasqueño. Son muchos los intereses en juego en ese proyecto cuya estrategia insiste en que el cambio de rumbo no ocurra hasta el término del sexenio, sino mucho antes.
Efectivamente, el primer objetivo es arrebatarle la mayoría a Morena en la Cámara de Diputados el próximo 6 de junio. La segunda parada es ganar la consulta de la revocación del mandato presidencial en 2022. Y de no lograrlo, buscar derrotarlo en la elección de 2024; aunque él ya no sea el candidato, sí ganarle a quien encabece el proyecto de continuidad de Morena.
La oposición no tiene los cauces institucionales que una empresa de tal magnitud requiere. Es decir, los partidos políticos de oposición se encuentran en crisis; no se han repuesto de la derrota de 2018 y sus élites no se han renovado en las últimas décadas. El ser gobierno (PRI, PAN y PRD, ya que cogobernaron durante 18 años desde 2000), les impidió renovarse y plantear proyectos de mediano y largo aliento que les permitiera sobrevivir en condiciones de fuerza a la derrota. La crisis fue profunda y no han logrado permanecer vigentes para la mayoría de la población. Han tratado de convertirse en una alternativa al gobierno de AMLO, planteando diversas alianzas, la última de las cuales es Si por México.
El otro polo opositor sin duda anida en los medios de comunicación privados; utilizando sus editoriales y editorialistas se han convertido en los mayores adversarios de AMLO. Al unísono un día sí y otro también, difunden cualquier situación, diálogo, frase, postura que diga el presidente o alguno de sus allegados. Todo es meticulosamente escudriñado, incluyendo su vida privada y la de su familia. Todo es material dispuesto para la crítica, no importando si se tiene que tergiversar o manipular. Eso no importa. Los medios de comunicación han decidido dejar a un lado la ética con tal de lograr sus propósitos. Se trataría de minar las bases de legitimidad del gobierno de AMLO para que Morena pierda las elecciones de 2021 y la consulta de revocación del mandato en 2022. El objetivo es volver a recibir los cuantiosos recursos provenientes de los gobiernos del PRI y del PAN. Añoran el tiempo pasado.
Por fin, luego de varios intentos de la oposición por coincidir políticamente, se ha anunciado Si por México. Si bien intentan deslindarse del Frente Nacional Anti AMLO (FRENAAA) por su radicalismo, hay plena coincidencia en el objetivo último: que renuncie AMLO, que no concluya su mandato. Primero lo intentaron con el Bloque Opositor Amplio (BOA), luego con el Foro Futuro XXI y el Todos Unidos contra Morena (TUMOR), ahora llega la versión de Si por México. El problema es que es una reunión de cuates que incluye a tres partidos PRI, PAN y PRD y a dos empresarios, quienes son los directores del proyecto: Gustavo de Hoyos Walther y Claudio X González, así como una serie de organizaciones con distintos fines. No son explícitos a la hora de trazar alguna estrategia. No se sabe si estos partidos servirán para que los empresarios y otros “ciudadanos” logren candidaturas. Solo tienen claro el objetivo: derrotar a AMLO y su partido. Por ello difícilmente pueden ser una alternativa confiable y clara para que Morena pierda las elecciones.
Como sabemos, en un sistema electoral como el nuestro, la única posibilidad de lograr llegar al poder de manera formal es a través de las candidaturas partidistas. Si por México debiera aspirar a convertirse en el partido de la derecha mexicana. Como se presenta hoy, no tiene ni pies ni cabeza, ni siquiera alguna posibilidad remota de lograr cambiar a su favor la correlación de fuerzas en nuestro país. Eso sí, será muy estridente ya que cuenta con medios de comunicación privados y opinadores con cuentas abultadas en redes sociales y recursos económicos. Pero lamentablemente para sus financiadores, eso sólo les alcanzará para ganar algunas posiciones de representación en el Congreso y en gobiernos locales, pero sin un proyecto político de país distinto a lo esgrimido por PAN, PRI y PRD. Son demasiados egos e intereses como para pensar en beneficiar a las mayorías. Lástima, Margarito.