Al inicio de su gestión, todos los gobiernos se plantean resolver los grandes problemas que nos aquejan y que padecen sus electores en su ámbito de responsabilidad. Al menos bajo democracias consolidadas, esa parece ser la aspiración de los gobernantes. Siempre al arranque hay una gran expectativa entre los ciudadanos, de que “ahora sí se les resuelvan sus problemas” más acuciantes. Hay una especie de renovación de la esperanza.
La definición de “buen gobierno” es muy sencilla: los gobiernos deben hacer lo que los ciudadanos desean que hagan. Sencillo de frasear, complicado de cumplir. Lo importante entonces es elaborar un programa de gobierno que atienda a los reclamos de los diferentes sectores sociales, sin desconocer quienes son las mayorías. Esto lo tiene claro el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y de ahí los altos índices de aprobación que sigue registrando.
Este primero de noviembre arrancó el gobierno encabezado por Marina del Pilar Ávila Olmeda. Es la primera ocasión que hay un relevo de gobernantes del partido Morena. Pero también, se trata de la primera gobernadora en la joven historia de Baja California. Como diría don Daniel Cosío Villegas, el “estilo personal de gobernar”, sobre todo en un régimen presidencialista, es importante en el camino de construir el buen gobierno. En este terreno, el contraste es evidente entre el ex gobernador Jaime Bonilla y la gobernadora Marina del Pilar.
La constitución de los gabinetes, también es un asunto que trasciende el actuar y los alcances de los gobiernos. Si bien por la forma como se conformó Morena (que surge como un frente político antes que como un partido político cohesionado), muchos de las(os) candidatas(os) militaron en otros partidos y provienen de distintas ideologías. Esto es un problema que ahora arrastra Morena sobre todo porque se ha convertido en gobierno en muchas entidades y municipios. La identidad morenista deriva del fuerte liderazgo y proyecto del presidente.
En el caso del gobierno de Marina del Pilar vemos un gabinete conformado por morenistas, panistas y priistas; es decir, plural. Ha integrado a quienes desde su punto de vista son los más capacitados para enfrentar los graves y acuciantes problemas de la entidad. El slogan del nuevo gobierno es “el corazón por delante”. El gabinete deberá demostrar que sus corazones latan al mismo tiempo y sus corazoncitos estén alineados con el proyecto de la 4T. De lo contrario pueden provocar una grave arritmia.
La pregunta es ¿cómo evitar que las diferentes visiones, posiciones ideológicas y políticas no atenten contra el proyecto que encabeza AMLO? No solo se requiere del fuerte liderazgo y el estilo de gobernar de Marina del Pilar. Es necesario un Programa de Gobierno que incluya la transformación de la vida estatal y que privilegie lo que es central en el proyecto nacional: “por el bien de todos, primero los pobres” (que no está de más recordar que son la mayoría de la población en nuestro estado).
El Programa de Gobierno, que incluye las principales directrices para enfrentar los problemas y en ese sentido presenta las principales políticas surgidas del conocimiento y recorrido en campaña, deberá estar alineado con el proyecto de transformación de la 4T. Si eso no se contempla, podremos tener acciones gubernamentales contradictorias. No hay que olvidar que la mayoría de la población será la que juzgará si es un buen gobierno. Las redes sociales serán importantes para un sector social, pero la mayoría de la población vive al margen de ellas. Los retos son enormes, pero la oportunidad de trascender del nuevo gobierno no se debe desperdiciar. La vuelta al pasado caracterizado por la corrupción, el autoritarismo y el beneficio para unos cuantos, no es opción.
Dr. Víctor Alejandro Espinoza Valle
El Colegio de la Frontera Norte