El pasado 13 de diciembre el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, envió a la Cámara de Diputados una iniciativa de Ley en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación. No se tiene antecedentes de que una iniciativa de ley de esta naturaleza haya sido discutida tan ampliamente. Ha sido puesta bajo escrutinio por la oposición al gobierno de México, como lo han sido otras durante el presente sexenio. Cientos de foros presenciales, virtuales, análisis desde diferentes ámbitos, han tenido lugar desde hace 4 años, cuando se presentaron las primeras propuestas de contenido.
A diferencia de la Ley de Ciencia y Tecnología vigente, aprobada por el Congreso de la Unión el 30 de abril de 2002 bajo la presidencia de Vicente Fox, que prácticamente pasó desapercibida para la opinión pública, hoy ante un escenario político radicalmente diferente, todas las fuerzas políticas se han posicionado. Estamos ante la posibilidad de un cambio profundo en la forma en la que se ha venido realizando el quehacer científico, tecnológico, humanístico y de innovación en nuestro país.
Hoy, el interés de la nueva normatividad está centrado en el beneficio social; en la ley vigente la prioridad es la transferencia de recursos al sector privado y en priorizar el quehacer y la creatividad individual, dejando de lado la incidencia social y el trabajo colectivo. Se trata de dos formas distintas de comprender el trabajo científico.
Como toda ley general, es imposible que abarque todos y cada uno de los asuntos que cada investigador o interesado en el tema imagine. Tampoco los procedimientos precisos para llevar a cabo los propósitos de la misma. Esa ha sido una de las críticas principales que se han enderezado contra la iniciativa. Para darle contenido preciso, se incluyen en los transitorios plazos perentorios para realizar las normatividades que incluyan los procedimientos y se establecen con claridad las instancias responsables que habrán de llevarlas a cabo.
La iniciativa se vio precedida de cambios importantes en algunas áreas fundamentales que rigen nuestro trabajo académico: el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), el Sistema Nacional de Posgrados y los Programas Nacionales Estratégicos (PRONACES). El SNI fue reformado y se publicó el 21 de febrero de 2020. Grandes cambios se produjeron en la evaluación del ingreso y permanencia. Dos de los principales son valorar las trayectorias y la incidencia social del trabajo. Además, las comisiones evaluadoras son seleccionadas por sorteo, buscando romper con el amiguismo que privaba en las mismas y que permitía enormes injusticias y corruptelas.
En el caso de los posgrados nacionales, se creó el Sistema Nacional de Posgrados, dejando atrás el Programa Nacional de Posgrados de Calidad. En adelante, la acreditación será responsabilidad de la Secretaría de Educación Pública. Los estudiantes recibirán directamente de El Consejo Nacional (de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación) sus becas sin la intermediación de las instituciones, ello garantizará los apoyos económicos a un mayor número de estudiantes de posgrado.
Entre otros objetivos, la iniciativa busca que la investigación y posgrados que se desarrollen en México, generen conocimiento útil. Para ello se definieron los PRONACES y se establecieron 10 grandes temas para atacar problemas nacionales ingentes: agentes tóxicos y agentes contaminantes, agua, cultura, educación, energía y cambio climático, salud, seguridad humana, sistemas socio-ecológicos, soberanía alimentaria y vivienda.
La iniciativa de ley se encuentra dividida en seis secciones o títulos: del derecho humano a la ciencia; de la política pública; del sistema nacional y las bases de coordinación; del fomento y financiamiento de las humanidades, las ciencias, las tecnologías y la innovación; del consejo nacional y del sistema nacional de centros públicos.
Podemos observar que la iniciativa de ley proporciona un marco normativo general que se acompañará de acciones y programas puntuales cuyo objetivo será que el quehacer académico se vincule y proponga soluciones y políticas públicas para atender los graves desafíos de nuestra sociedad y el mundo moderno. Generar conocimiento útil es una tarea inaplazable.
Dr. Víctor Alejandro Espinoza Valle
El Colegio de la Frontera Norte